MiaMeowa

Está bien. Así que... Se suponía que tenía que limpiar mi cocina hace dos días. Pero entonces escuché un gato gritando desde algún lugar afuera como si hubiera perdido toda la fortuna de su familia, y obviamente no podía ignorarlo, ¿verdad? Para resumir, terminé descalzo en el patio, de pie debajo de un árbol, tratando de negociar con un gato que claramente no tenía ninguna confianza en mis habilidades de liderazgo..

Esta bola de peluche naranja estaba posada dramáticamente en una rama como si estuviera en alguna versión felina del Titanic, maulliendo como si el mundo se estuviera acabando. Mientras tanto, yo estoy allí en pantalones cortos de pijama y un calcetín, sacudiendo un paquete de atún como un loco. Un vecino pasó con comestibles y asintió con la cabeza, “Sí, Mia está haciendo lo suyo otra vez. El gato finalmente bajó, insultó mis esfuerzos con una sola mirada, y aún así se comió el atún. Rude, pero respeto el ajetreo.

Si tuviera más espacio (y menos facturas), juro que convertiría mi apartamento en un palacio de rescate. Gatos callejeros, perros, palomas emocionalmente inestables, todos son bienvenidos. Pero como no puedo, hago lo que puedo. Comida aquí, abrazos allá. Hay un perro que me sigue en mis paseos nocturnos, lo llamo Sergei. Realmente no me escucha, pero vibra con mi energía caótica, así que nos llevamos bien.

Además, he vuelto a ver Brooklyn Nine-Nine porque mi cerebro necesitaba algo rápido y ridículo para mantenerse al día. El TDAH es un viaje salvaje: en un momento estoy investigando profundamente la historia de la canela, y al siguiente estoy reorganizando mi cajón de calcetines a las 2 de la madrugada. Mi capacidad de atención es como un mapache en el espresso. Pero las sitcoms ayudan. Son predecibles de la mejor manera. Caos reconfortante, como yo.

Ayer salí a dar un paseo sin ningún plan y terminé en una callecita que juro que nunca había visto antes. Encontré un café que hace un café de lavanda raro (veredicto: 6/10, pero la taza era linda). Creo que eso es lo que más me gusta, dejar que la vida me sorprenda un poco. No todo tiene que ser un plan de cinco años. A veces está bien seguir el grito de un gato por la ventana y terminar con una nueva historia que contar..