ValeriaJonnes

A mi edad tengo mayor conciencia de mis deseos, preferencias y límites sexuales. Las experiencias de vida me han dado más seguridad para expresar lo que me gusta o no. Me interesa seguir explorando diferentes tipos de vínculos, ya sean casuales o serios. La sexualidad a esta edad no solo involucra el acto físico, sino también aspectos emocionales y de intimidad. Hoy soy más responsable y me preocupo mucho por el autocuidado. Tengo mayor autonomía en mis decisiones sexuales, basándome en mi propio bienestar y placer, más allá de presiones externas.

Quiero seguir descubriendo mis zonas erógenas, las formas de estimularme y qué tipo de toques o caricias me resultan más placenteros. Me encanta sentir como el deseo sexual y se manifiesta en mi cuerpo y mente. He aprendido a expresar mis gustos y límites a mis pareja y a mi misma, algo que considero fundamental para una vida sexual saludable y satisfactoria. 

El placer es un aspecto central de la sexualidad y no solo se refiere al orgasmo, sino a disfrutar del contacto, la intimidad y la conexión con una misma o con otra persona. A esta edad ya  se que el placer no siempre es lineal ni igual en todas las ocasiones, y que está bien explorar distintas maneras de sentirlo. Priorizo mi propio disfrute, aprendiendo a decir “sí” o “no” según lo que realmente me apetece, sin sentir culpa ni presiones. La masturbación ha sido una herramienta clave para conocerme y aumentar el placer, además de ser una forma natural y saludable de satisfacer el deseo. El placer en mi caso suele ser más intenso cuando hay un equilibrio entre el cuerpo y las emociones, por eso busco experiencias que me hagan sentir segura, cómoda y conectada.