I am a sweet and naughty woman. A little extroverted, and sometimes shy on my submissive side. I like to talk to my users; I am a very warm and sensual person, I like eroticism and flirting a lot. I love foreplay, I am very playful and creative, dirty talks excite me and encourage me during my show.
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ra su cumpleaños así que salimos de fiesta con él y su grupo de amigos. Bailamos y tomamos toda la noche. Mientras bailábamos nos besábamos y la situación se calentaba más y más. En la disco estaba todo oscuro así que él aprovechaba cada beso para subirme la falda y manosearme el culo. Me encantaba. Amaba bailar pegada a él y sentirle la verga paradisima y me encantaba saber que todo eso lo provocaba yo. Y el también me provocaba a mí. Cuando terminó la fiesta sus amigos se fueron de after a otra fiesta. Nosotros hicimos nuestro propio after. Subimos al auto y me propone ir a un telo, yo estaba excitadisima así que obviamente le dije que sí. Él también estaba muy caliente, se notaba de lejos. Cuando llegamos nos registramos, pagamos y subimos a la habitación. No era muy grande pero tenía un jacuzzi y la mejor parte: había un espejo en el techo justo encima de la cama. No terminé de entrar que me agarró y me acorraló contra la pared. Comenzó a besarme desesperadamente, agarrándome el culo como si fuera una pelota antiestres. No podía moverme y me encantaba, él sabía que me encantaba, y aprovechaba para manosearme toda. Lo empuje suavemente y lo senté en la cama. Me senté sobre él, con mis piernas entrelazadas en sus caderas y lo bese tiernamente. Él aprovecho la posición para manosearme las tetas. Nos besamos por un largo rato, cada vez estábamos más calientes. Me sacó la remera y yo hice lo mismo con él. Entonces comenzó a chuparme los pezones, al principio suavemente, después un poco más intenso, pero sin dolor, me los mordía suave y los succionaba. Me estaba volviendo loca. Necesitaba que me penetre en ese instante. Apoyé mi mano sobre su pantalón a la altura de su pija y apreté suavemente, él gimió despacio. Así que me acomode para lograr bajarle el cierre y al fin pude sentir su verga por encima del boxer. Estaba enorme, quería agarrarla, metermela en la boca y comérmela como si fuera un helado. Se la saqué del boxer y lentamente comencé a hacerle una paja, él gemía despacio pero podía escucharlo. -Estas listo para tu regalo? -Le pregunté, y el solo me miró y se mordió los labios, no le di tiempo para responder. Me metí esa veega gigante en la boca y comencé a darle la mamada de su vida. Estaba segura que le encantaba lo que estaba haciendo, gemía como loco. Yo pasaba mi lengua de arriba hacia abajo, me detenía en el frenillo y lo hacía cada vez más rápido, me metía su pija entera en la boca y la succionaba, mientras que con una mano le masajeaba los huevos. Después de un rato abandone sus testículos y comencé a meter mi dedo cada vez más abajo. Sabía que le encantaba eso, y escuchar sus gemidos me lo confirmaba. Con un dedo en la entrada de su ano, una mano agarrándole la verga y su verga metida entera en mi boca llegó al orgasmo y me trague todo su semen. Me miró agotado y se mordió el labio inferior. – Ahora viene la mejor parte del regalo -Me dijo -Y cual es? -Le pregunte con cara de pícara -Que me dejes hacerte todo lo que yo quiera No me dió tiempo de contestar, me acostó en la cama y se puso encima mío. Comenzó a besarme intensamente y me tocaba una teta mientras lo hacía. Su mano comenzó a bajar lentamente y llegó a mi coño. Me levanto la pollera y comenzó a pasar su mano muy suave por encima de mi tanga, que está a empapada a esa altura. Pero con continúo, subió la mano, se levantó, sacó algo de su mochila y me agarró las dos manos, las junto y me las ató a la cama. Me tomo del cuello y me besó, después comenzó a bajar con su boca lento y me besó el cuello, mientras que su mano me recorría todo el cuerpo. Otra vez llegó a mi coño, subió la falda pero está vez tomo mi tanga y me lo arrancó de un tironazo. Primero tocó mi vagina y se aseguró que esté bien mojada para él, después comenzó a hacerme masajes muy suave sobre mi clítoris, mientras continuaba besándome el cuello. Yo gemía despacio, me encantaba y me exitaba muchísimo que me tocara tan lento. De repente comenzó a aumentar el ritmo, me miraba a los ojos y lo hacía cada vez más y más rápido, me volvía loca de placer. Lo hacía en círculos, de arriba a abajo, de derecha a izquierda y aumentaba y bajaba el ritmo a su antojo. Yo genia sin parar. De repente se detuvo y comenzó a bajar sus dedos, buscando instroducirlos en mi vagina, pero a la vez comenzó a bajar su boca, llegando con sus labios a mi clítoris. Comenzó a chuparme el coño como si su vida dependiera de ello, lo hacía tan rico, y mientras me chupeteaba el clítoris tenía dos de sus dedos adentro mío, me penetraba con ellos, los metía y sacaba, los movía de diferentes formas adentro mío. Estaba disfrutandolo muchísimo y él lo sabía. Gemía y gemía sin parar. Hasta que acabe dentro de su boca, y aún cuando ya había acabado siguió chupándome el clítoris para ver cómo me corría sin parar.
Para entonces, venir desde el Sur a la Gran Ciudad en búsqueda de independencia y mejores oportunidades parecía un sueño inalcanzable. Trabajaba 10 horas diarias y gastaba 3 movilizándome, llegaba rendida solo a dormir, para volver a la rutina al día siguiente. Lo único bueno de esos tiempos eran los fines de semana, en qué salía de rumba intensa tanto como podía, en un sector lindo de la ciudad, al que llegamos porque uno de los clientes del lugar de trabajo de mi amiga era el barman del recinto y nos hizo el contacto para los pases. Ahí el dinero no era problema porque nos dejaban entrar gratis, siempre alguien nos invitaba a mi amiga y a mí los tragos, y a veces hasta nos invitaban a comer, lo que agradecíamos con bailes y coqueteos al o los galanes de turno, que jamás pasaban de un par de noches en el menor de los casos. Esa era la ventaja de ser jóvenes y tener un cuerpo muy deseable, además, teníamos cara de niñas buenas. No buscábamos compromisos, solo fiesta y de la buena, y a veces también un polvo entretenido, o más de uno. Todo dependía de la noche. Un día mi amiga de rumba me falló, pero yo quise salir igual porque necesitaba sacarme el peso de la semana del cuerpo. Sabía que me irían bien esa noche, iba con un vestido negro, corto y ceñido, tacos altos y el pelo me caí natural hasta los hombros. El guardia del lugar me dió dos besos y un repaso visual antes de dejarme entrar y me dijo que estaba preciosa. Me preguntó por mi amiga, ya que era su eterno enamorado, y se quedó enviando un wsp para saludarla mientras yo entraba al antro. El lugar estaba aún con poca gente porque era temprano. Me senté en la barra a mirar el ambiente y dos puestos más allá había una chica a la que ubicaba de vista. Era guapísima y siempre estaba arreglada perfecto y acompañada de algún tipo que la miraba con cara de querer morderla. La había visto bailar y se sabía mover bien, pero sobre todo, sabía causar expectación; además, tenía un encanto natural, cuando nos topábamos en el baño siempre intercambiamos un par de frases de cortesía y ella elogiaba algo de nosotras, dejándonos embelesadas con su simpatía y su perfume caro. Debía tener varios años más que yo y se sabía hembra alfa, con mi amiga la habíamos apodado, a sus espaldas, “la Diva buena onda”. La Diva me vió sola y se acercó sonriente a mí ; nuestro amigo el Bartender le alcanzó una copa y ella le pidió otra igual, que me extendió amigable. Yo estaba especialmente deshinibida y locuaz, posiblemente porque lo que tomaba tenía un grado alcohólico mucho más alto a lo que acostumbraba. Ella me repasaba con la mirada y de vez en cuando me tocaba las piernas o la cintura, pero no era algo hot, sino más bien como si me estuviera examinando. El barman nos miraba divertido y no paraba de servirnos copas. La charla partió en los lugares comunes y luego del tercer trago, y haber rechazado a un par de tipos que se nos acercaban, la Diva sabía toda mi vida, mis aventuras y desventuras en la Gran Cuidad y los sueños que no lograba alcanzar, la cantidad de novios que había tenido y los mejores polvos que me había echado en mis activos 24 años, creo que hasta le comenté que nada me quedaba virgen a esa altura, que había probado con chicas, y que era muy cachonda en general, hasta tenía un vibrador y un dildo en mi pieza; de ella yo solo sabía su nombre y qué trago le gustaba tomar. De pronto se acercó un tipo de unos 55 años, pelo cano y de metro setenta y saludó efusivamente a La Diva, la que le respondió coqueta con un beso cerca de los labios y dejando la mano en su hombro. Él me miró, me saludó con un beso, se presentó y me preguntó si quería tomar algo, a lo que le pedí otro igual. Le dijo un par de cosas al oído a mi compañera casual de juerga, ella se rió y le contestó con un “tal vez sea posible, pero te contesto luego”, despachándolo en pocos minutos. Luego ella regresó su atención a mí y fue directo al grano, ya era tarde para andarse con rodeos porque el lugar estaba lleno. Me dijo que el tipo que me había invitado el trago era su cliente habitual y que ella era scort, que el chico quería un trío conmigo y que pagaba bien por ello. Me ofreció por un par de horas lo mismo que yo ganaba en una semana de trabajo, y me dijo que si lo hacía bien, me tomaría con ella para otros tríos y compañías. Fue clara, precisa y directa y yo escuché atenta e interesada, como si una luz de esperanza me abriera la posibilidad de tomar un camino menos monótono y más fructífero dentro de la Ciudad. Me relató qué es lo que usualmente le pedían sus clientes y cuánto cobrara; me indicó que si entraba al juego, ella se quedaría con un porcentaje de lo que recibiera, pues tenía los contactos, el lugar para concretar, y me iba a estar constantemente asesorando, lo que me pareció razonable y justo. Era un trabajo y así lo vivía ella; se arreglaba para venderse, se ejercitaba, se vestía y se maquillaba para valer el dinero que cobrara, que no era poco. El dinero era bueno pero no siempre era fácil, y no fue nada sutil al decirme que para este trabajo no había que tener asco ni vergüenza.. Se cuidaba con preservativos y algún método adicional y nunca lo hacía a pelo, por salud. No se si fue el exceso de tragos o la emoción del dinero, pero le dije que sí de inmediato. Ella me tomó de la mano, me llevó a la pista de baile y nos movimos sensuales pegadas una a la otra. Se acercó su amigo de pelo cano y ella le dijo algo al oído (creo que el precio), el hizo un gesto afirmativo y me tomó de la cintura para bailar pegados cual si fuésemos pareja habitual; la Diva seguía bailando sexy pero guardando respetable distancia, y rechazando a todos los otros que se acercaban a invitarla. Bailamos un rato más los tres y aunque todos sabíamos cómo iba a terminar eso, nadie tenía apuro ni se comportó fuera de lugar. A la vista de todos, éramos tres amigos bailando felices y relajados; o bien, un tipo con mucha suerte bailando con dos mujeres de infarto, una de las cuales podía ser su novia, su amante o su Sugar Baby. Pasada la media noche nos marchamos al departamento de La Diva, muy cerca de la Disco. Era amplio,acogedor, estaba decorado con buen gusto y la cama era de las más grandes que yo había visto. Ella fue por unas botellas de agua mientras él, de frente a mí, me acariciaba el pelo, la cintura y las caderas de pie. Cuando regresó, se unió al juego, poniéndose detrás de él y acariciándolo al tiempo que le abría los botones de la camisa y lo desvestía. El perfume de ese hombre me encantó, así que me acerqué a su cuello a olerlo y aproveché de lamerlo, pero de pronto mi boca se topó con la de ella y nos enredamos en un beso sobre el hombro de nuestro cliente. Él me fue sacando mi vestido y me dejó en lencería y tacos, y la Diva me recorrió con sus manos suaves. Luego le sacó la ropa a ella y pude notar la complicidad de su juego, como asimismo su cuerpo perfecto. Era claro que se conocían los gustos y el ritmo, y ella se encargó de dejarlo a mil en pocos minutos, mientras yo -ahora parada detrás de él- no paraba de acariciarlo. Nos pidió a ambas que jugáramos en la cama mientras él nos observaba, y mientras nos comíamos a besos y nos metíamos mano, pude ver de reojo cómo se tocaba. La Diva era hembra alfa también en la cama, así que tomó la iniciativa y me lamío el cuerpo completo, para luego montar un 69 dejándome aprisionada debajo de su cuerpo, para el deleite de mi primer cliente, que le pasaba la mano por la espalda y de vez en cuando le daba unas nalgadas que hacían que su sexo se enterrara más en mi cara. El tipo comenzó a hablar, a decirnos cosas calientes, a decirme al oído lo rico que se veía todo eso y lo buena que estaba yo, en cómo se fijó en mí desde que me vió esa noche. Yo me sentí increíble, ultra deseada, porque me estaba prefiriendo a mí sobre la Diva en ese instante. Sin deshacer del todo el 69, buscó mi cabeza, tomó mi pelo fuerte e hizo que ella levantara su cara de mi cara, para darle espacio a su polla dura, la que metió a mi boca de golpe. Mientras me hacia una forzada garganta profunda jugaba con ella, metiéndole y sacandole los dedos de su sexo y se culo, que yo había dejado mojados con mi boca unos segundos antes.. Cuando estuvo satisfecho de mi felación, agarró un preservativo, se lo enfundó e hizo un par de movimientos estratégicos, que devolvieron ese coño hasta mi boca, al mismo tiempo que él la penetraba anal. Ella respondió a todo ese estímulo enterrando su boca, sus dedos y su lengua en mi sexo y mi botón de placer, logrando llevarme en minutos al punto máximo en que reventé por lo inesperado de todo este juego. Mi gritos no se oyeron, pero el temblor de mi cuerpo y el movimiento de mi pelvis me delató. Él apuró el tranco y la hizo acabar, momentos antes de venirse él también. Todo sucedió en cuestión de minutos y yo quedé sonriente y agotada, con el mejor orgasmo conocido hasta entonces. Terminé la noche durmiendo entre ambos,y con ganas de repetir una aventura así con mi nueva Jefa o con otro maduro como ese. Solo les adelantaré que con el segundo cliente mi nueva Jefa me advirtió que iba a ser mucho más rudo y que aprendería lo que era ser realmente sometida en la cama, y que me pagaría incluso más que la primera vez. Mi ojos brillaron, no sé si por el elevado monto que dijo, o por que esa era mi fantasía incumplida.
Conocí a Ramón a través de un chat de sumisión, me excitaba mucho la idea y una tarde que me encontraba sola en casa y muy caliente entré en el chat. Me excito mucho que el me ordenara lo que tenia que hacer , a cada palabra suya yo me ponía mas caliente. Me ordeno que me fuese quitando la ropa , cosa que yo accedí encantada. Me gustaba su severidad, su forma de ordenarme las cosas… llegados a un punto extremo de calentura me pidió el número de teléfono, yo por supuesto se lo di. Siguió ordenándome cosas por teléfono, que introdujera mis bragas enrolladas en mi coño, que me introdujese a la vez una zanahoria en mi culo.. yo no podía mas, estaba súper excitadísima, llegados a este punto me dijo que me saliese al balcón de mi casa , desnuda como estaba… fue total, me corrí varias veces y desee mas. Cuando terminamos me pidió una cita, y me dijo que esto no era nada comparado con lo que podía llegar a hacerme sentir. He de confesar que la sola idea me volvió a poner a mil.. Pasaron varios días y no supe de él, entré varias veces en el chat pero no lo vi. 8 días mas tarde de nuestra primera conversación me llamo. Al oír su voz yo volví a excitarme. Entonces me propuso una cita para esa misma noche, estaba en mi ciudad y quería verme. Al principio dude un poco, pero me pudo la excitación. Me propuso quedar en un restaurante muy concurrido al cual yo debía acudir sin ropa interior y con el vestido mas sensual que tuviese. Me prepare para la cena, estaba nerviosa, temerosa y excitada.. Busque en mi guardarropa y elegí un vestido negro con un escote de vértigo y una raja que dejaba ver mi muslo hasta casi la cadera. Me puse unas medias negras y un abrigo largo y salí en busca de una noche de lujuria. Cuando llegué al restaurante Ramón estaba sentado en la barra (lo conocí por la ropa que me dijo que iba a llevar) era alto, moreno y de muy buen ver. Me dije que sería una noche inolvidable..(que razón tenía) Durante la cena se encargo de que bebiese bastante vino y se me subió a la cabeza bastante rápido, me manoseo por debajo de la mesa, me introdujo los dedos en mi coño, hasta me masturbo con un plátano que pidió a propósito y lo dejo metido dentro. Yo entre el vino y la excitación me iba dejando hacer encantada. Entonces me dijo que iríamos a un chalet de las afueras que le habían dejado unos amigos, allí no nos molestaría nadie y podríamos hacer nuestras fantasías tranquilamente. Yo insisto estaba bastante «contenta» y obedecía sin rechistar. Subimos al coche y me ordeno que me subiese la falda hasta la cintura para hacer el trayecto, quería cerciorarse de que yo le obedecía en todo. Condujo durante una media hora y llegamos a un chalet en las afueras bastante aislado. Cuando llegamos vi que había varios coches aparcados en la calle y me extraño. Le pregunte que si había alguien en la casa y me dijo que si , pero que no me preocupara que me iba a gustar, la idea no me gusto mucho, pero seguí adelante. Entramos en la casa y en el salón había unos 5 hombres , todos muy contentos, se notaba que habían estado bebiendo.. me asuste y le dije que no me gustaba , que nos fuésemos y que me llevase a casa.. Entonces cambio totalmente, se puso serio y me dijo que ahora ya no podía volverme atrás, que era una puta caliente y que me iban a calmar la calentura entre todos… No había terminado de decir eso cuando note unas manos en mi trasero que empezaban a sóbarmelo, escuché como uno le decía- ¿ la traes caliente? A lo que el respondió – si y preparada con el agujero abierto, lleva el coño lleno casi toda la noche. Ramón pidió un cubata y se sentó en un sillón mientras decía – os la dejo un rato, yo ya he disfrutado un poco con esta zorra. Se acercaron a mi , uno dijo – vamos a ver como llevas el coñito zorra. Note como me agarraban por debajo de mis brazos y me arrastraban hacia una mesa que había en mitad de la habitación. Si te portas bien zorra no te haremos daño . Quitarle la ropa – dijo otro- Ese agujero lo quiero bien abierto -escuche decir a un tercero- Me arrancaron el vestido de un tirón y quede desnuda ante ellos…. Uhmmm…bonita hembra Ramón, pero tiene demasiados pelos en el coño, me gustan sin nada..¿le ponemos solución? Uno de ellos desapareció, regresando al momento con una palangana ,espuma de afeitar y una maquinilla… Abrírmela bien, que no se le salga el plátano, no quiero que le quede ni un pelito . Y si también le preparamos el agujero del culo? Seguro que asi la zorra se esta mas quietecita para la depilación… Voy a mirar en la nevera a ver si encuentro algo que le guste a su culito… El que dijo esto volvió al cabo de unos segundos con un calabacín bastante grande… Solo encontré esto, creéis que servirá? Seguro que a esta zorra le gusta cuanto mas gordo mejor. Mientras uno me sujetaba por los hombros otros dos me abrían las piernas todo lo que podían… Uhmm…parece que tiene el culito muy cerrado, esto nos costara meterselo. Me sacaron el plátano de el coño y como estaba bastante mojado introdujeron el calabacín sin problemas. Uno de ellos peló el plátano y me lo introdujo en el culo hasta adentro… desapareció en mi culo. Así con el plátano y el calabacín metidos en mis agujeros me llenaron de espuma mi coñito y me lo rasuraron sin dejar ni un pelito…. Muy bien zorrita -dijo uno- ahora ya estas preparada para que comience la fiesta. He de decir que a pesar del miedo que tenia , me sentía muy excitada. Yo seguía tumbada en la mesa, entonces me sacaron el plátano y el calabacín y me pusieron de pie. Yo no sabia que iba a pasar a continuación. Uno de ellos llego con una maleta pequeña que abrió allí y saco una especie de tanga con dos penes incrustados, uno mediría 15 cm. El otro unos 20 y de un grosos bastante considerable… Sabemos que eres bastante puta, y como no queremos que pares de disfrutar te vamos a tener contenta mientras estés aquí. Me lo pusieron entre dos, introduciendo ambos penes en mi culo y coño hasta el fondo. Ahora cariño nos vas a servir y hacer todo lo que te digamos… Arrodíllate y chupamela como nunca la has chupado puta! – me dijo uno. Yo hice lo que me decía, me arrodille y baje la cremallera del pantalón, saque su impresionante polla y empece a chupar… no debí hacerlo muy bien pues de repente note un fuerte azote en mi culo. Me dolio mucho. El causante de ese azote habia sido Ramón… – tan puta por telefono y en el restaurante y ahora me vienes con esas mariconadas?? Chupa con todas tus ganas puta!!! Empece a chupar con mas fuerza, notaba que la polla cada vez estaba mas dura, osea que le daba gusto , pero Ramón seguía diciendo que lo hacia mal. Entonces arranco las bragas de golpe y saco los penes… – esta lo que necesita son pollas de verdad, no de plastico. Me sentaron encima de uno de ellos y me penetro el culo con su gran polla.. entonces Ramon se acerco y abierta como estaba me metio su polla en el coño de un golpe… Crei morirme de el dolor,pero en seguida paso a ser placer, puro placer… me insultaban, me llamaban puta, zorra de todo y yo cada vez me excitaba mas. Mira que zorra es, le encanta tener todo lleno.. Otro se acerco y me la metio en la boca… ahora si que no me quedaban agujeros libres… estaba disfrutando de lo lindo.. Note como el que tenia su polla en mi coño aceleraba el ritmo y descargaba dentro de mi toda su leche. El que la tenia en mi culo debió de excitarse mas al notarlo he hizo lo mismo , note como me llenaba el culo. Por ultimo se corrio el 3º en mi boca.. me trague lo que pude y lo que no me chorreo por mi cara… Te ha gustado putita?? –Dijo Ramón- Pues tranquila que te vamos a dejar que sigas disfrutando de nuestra leche.. Cuando me levantaron me chorreaba la leche por mis muslos yo queria darme una ducha,pero no me dejaron… asi conforme estaba volvieron a ponerme las bragas con los consoladores metidos en mis agujeros.. Bien golfa.. disfruta y asi sírvenos unos wiskis Tenia las piernas mojadas , semen por mi cuello por mis pechos.. Me indicaron donde estaba la cocina y me hicieron servirles como una doncella… Cuando se terminaron el wisky y excitadísimos escuche que Ramon decia que llego la hora de la diversión.. Trajeron un taburete y lo pusieron en medio del salon.. me inclinaron sobre el y ataron mis manos y mis piernas a las patas. Quede totalmente expuesta a ellos con mi culo y mi coño bien abierto . Ramon se levanto y me quito de nuevo las bragas.. Mirar, ahora si que lo tiene super abierto Ahora le entrará cualquier cosa…. Volvieron a traer el maletin… yo apenas si veia nada ,pues estaba de espaldas a ellos, escuche sus risas y note como se acercaban a mi.. Note como los dedos de alguno hurgaban en el interior de mi coño, dos dedos, cuatro.. a esta le cabe cualquier cosa ahora, sigue hasta el codo. Sentia como empujaba, como mi coño cedia , me dolia, pero era algo extraño.. sentia toda su mano dentro… _ Vamos Ramón, metele toda la mano!!! Me dolia, yo grité pero me dieron un fuerte azote en el culo que me hizo ver que seria peor… de repente un empujón y zass!! Tenia toda la mano metida en mi coño.. todos reían y me decían que tenia el coño mas grande que nunca habían visto.. . Notaba como movía los dedos dentro de mi.. las lagrimas caían por mis mejillas. Pero eso no fue lo peor,,asi como estaba con la mano dentro entonces note como algo empujaba en mi culo ¡ también me querían meter algo por el culo! Les suplique que no, que me desgarrarían ,pero no me hicieron caso.. empezaron despacio, menos mal que tuvieron cuidado.. Ramon tenia la mano en mi coño y me habían llenado el culo con un consolador enorme.. todos estaban cerca de mi y empezaron a masturbarse.. De repente una lluvia de semen callo sobre mí. Los 5 estaban descargando su leche encima mío , así en esa postura.. Cuando se hubieron corrido todos y sin decir palabra, Ramon llamo a un taxi, sin dejar ni que me duchase me puso una gabardina por encima y me saco a la calle… mientras el taxi venia me dijo… –eres una zorra de primera…… En el taxi muerta de vergüenza por si el taxista notaba el estado en el que iba y dolorida …sonrei, en el fondo disfrute como una loca..
Era mi cuarto o quinto chat con un hombre bastante interesante. Él sabía perfectamente lo que quería: buscaba a una joven menor de 30 años para satisfacer sus deseos sin restricciones, y yo me ofrecí para ello. Nos intercambiamos el Snapchat y comenzamos a enviar fotos corporales y poses de todo tipo. No fue hasta que empezamos a intercambiar fotos más explícitas que pensé: sí, esto se me antoja. Hasta ese momento, no sabía si su pene era real, pero era grueso, aunque no muy grande, pero extremadamente tentador. Una verga corta y gruesa, con la cabeza bien hinchada y venosa, de esas que te imaginas lamiendo y disfrutando hasta el final. Me visualizaba cabalgándola con intensidad. Nuestras conversaciones ya estaban muy subidas de tono cuando me pidió que empezara a hablarle de manera más infantilizada. “Quiero que me llames papá y que me hables como si fueras una adolescente. Además, quiero que uses ropa interior de algodón”, me dijo. No les voy a mentir, soy una mujer muy petite, apenas alcanzo los 50 kilos, cualquiera puede maniobrarme a su antojo, así que me puse en búsqueda de ropa interior que se ajustara a su perversa petición. Ya habíamos acordado vernos en un Airbnb. Tenía la clave, la hora, y todo lo necesario para llegar a tiempo y preparar el ambiente para nuestra cita. Él se encargó de todo, incluso de enviarme la ropa por Amazon: calcetas largas, la faldita de tablas, la crop top negra, las pezoneras de porrista, e incluso pulseras gomitas. Yo ya me sentía como si tuviera 18 años de nuevo, sin realmente pretenderlo. Al llegar al lugar, me di cuenta de que él ya estaba ahí sentado. Era un hombre gordo, blanco, con ojos grises, cabello corto y blanco, y barba de tres días. A primera impresión, era aterrador, pero no por feo; tenía esa mirada pesada, como quien ve a su presa y da miedo. “¿No me esperabas aquí, ¿verdad?” La verdad no (dije con voz entrecortada). “¿Estás bien? No soy tan malo como parezco, relájate. Traje unas bebidas que están en el frigobar por si te apetece relajarte, tómate tu tiempo, no hay prisa. ¿Quieres bañarte?” “Sí, creo que sí, estoy muy nerviosa, lo siento.” “Es normal, ni siquiera me conoces” (dijo mientras se levantaba). Era un hombre bajito, como de 1.70, que para ser hombre no es mucho, pero tenía unas manos enormes. Lo que me consolaba era que olía muy, muy bien. Me entregó una toalla para que me metiera a bañar, parecía que eso era lo que quería. “Voy a ponerme cómoda”, le dije. Encendió el agua y me dijo: “Abrázame”, y lo hice. Al poner mi cuerpo contra el suyo, sentí una atracción muy particular. Él no me tocó para nada mientras me decía: “Tócame, toca mi cuerpo, siénteme”. Yo le obedecía, y en realidad me excitaba; había una atracción, una fuerza que me impedía soltarlo, y así estuvimos unos cinco minutos hasta que me aparté. “¿Ahora sientes más confianza?” “Creo que sí.” “Báñate, cámbiate y ven a mí. Voy a adelantarme porque tardo un poco en estar listo para ti.” “Está bien”, respondí. Me di la ducha más refrescante que recuerdo, y al limpiarme la vagina, me di cuenta de que ya estaba toda chorreada. Aún no me había hecho nada, ni siquiera me había tocado, pero acariciarle el cuerpo me había encendido internamente; era un juego mental. Salí, me peiné un poco el cabello en una coleta, puse gloss en mis labios y mejillas, me vestí con la ropa interior, las pezoneras de estrellitas (mis pechos son pequeños, talla 32AA), coloqué un poco de brillo en ellos y en mi monte de Venus que tenía sabor a fresa, me puse las calcetas, los tenis y salí a escena. “¡Lista!” Se rio a carcajadas. “Estás increíblemente porrista. Me recuerdas a las niñas bobas que me follé en la escuela. Les gustaba mucho que las castigara. ¿Quieres que te enseñe cómo?” Ese comentario me dejó helada; su mirada me intimidaba, pero le contesté que sí, me mataba la curiosidad. Debo añadir que tenía la verga roja, rígida y lista. “Abre las piernas lo más que puedas.” Hice un split perfecto. Él se quedó mirando mis tetas y se mordía los labios, chupó sus dedos y comenzó a pasarlos desde mi monte de Venus hasta las rodillas, donde quedaban mis calcetas. Comenzó a masajear mis muslos mientras besaba con su boca entera mis labios vaginales. Lo que más me gustó fue el calor de su saliva; sin sacar la lengua, besaba mi vagina como si fuera una boca. Empecé a jadear. “No, cállate, no quiero oírte. Vas a hacer lo que yo diga y yo te diré cuándo vas a jadear, así que aguántate.” Pero yo no podía; era demasiado placer el que me estaba dando. Traté de contener mis jadeos lo más posible, pero de repente sentí cómo introdujo sus dedos muy, muy suavemente y comenzó a moverlos poco a poco, muy sigilosamente. “Siento muy rico, papi, no puedo quedarme callada.” “Está bien, vas a jadear, pero despacito, como la buena nena que eres. Delicada, vas a jadear tranquilamente, ¿entiendes? No eres una puta, eres mi nena y te quiero hacer muy, muy feliz para que sigas portándote bien.” Me estaba introduciendo en un mundo alterno, donde en verdad me sentía como una niña buena, obedeciendo a todo para que no parara de darme placer. Se clavó en mi clítoris, lo chupaba rítmicamente y suave. “Voy a venirme, ya no aguanto más. ¿Puedo venirme en ti?” Se reía y no paraba; su lengua y el ritmo eran precisos. “¿Me dejas venirme, por favor? Ya no aguanto.” Se retiró poco antes de que pudiera venirme y me dejó temblando. Se acostó. “Ven, chupa mi boca, sabe a ti.” Me tumbé junto a él, desesperada, y comencé a lamerlo suavemente. Tomó mi mano y la puso en su miembro, me indicó cómo quería que lo tocara. Recogió saliva de mi boca y mojó su verga mientras me guiaba para acariciarla de abajo hacia arriba. Yo seguía chupándole la boca y jadeando. “Qué rico, papi, me gusta mucho tocarte la verga”, le dije, pero no parábamos de chuparnos la boca profundamente. Yo quería venirme, pero no podía; estaba enardecida como una gata en celo. Mi vagina vibraba, caliente, necesitando una verga adentro, pero no había indicios de que él pudiera penetrarme. Su falo no estaba tan rígido, y aunque duro, no estaba listo para introducirse. Seguíamos ahí, chupándonos, conociéndonos y entrelazando nuestras lenguas, fundidos en la pasión, con nuestros cuerpos y mentes entrelazados. Rendida en su boca, de repente paró y bajó hasta mis pechos. Los lamió, pasando su boca y lengua por cada rincón, incluyendo mis axilas, suavemente. Luego regresaba a mi boca, me daba dos o tres lengüetazos, y volvía a bajar, esta vez hacia mi ombligo. Regresaba a mis pezones, los acariciaba con su lengua, y de nuevo volvía a besarme profundamente. Yo estaba enloqueciendo; no dejaba de estimularme hasta que finalmente tuve que dejarme llevar por el orgasmo más intenso que había experimentado, explotando en un grito de reclamo por haber sostenido tanto placer. En ese momento, cuando estaba en el limbo del placer, sentí finalmente su verga dentro de mí, como si me consolara de aquel sentimiento tan intenso. “Shhh, ¿así lo querías? ¿Querías mi verga dentro así?” dijo mientras comenzaba el vaivén, penetrándome con firmeza. Mantenía su mirada clavada en mí, disfrutando de mis gestos rendidos a su voluntad. No podía ni siquiera acentuar que esa embestida estaba consolando mi vagina tras aquella explosión desenfrenada. La intensidad duró poco antes de que volviera a bajar, estacionando su boca en mi vagina. “Te vas a venir en mi cara, me vas a dar tu agua, te vas a mear en mí,” dijo mientras lamía mi clítoris con un ritmo maniático. Finalmente, me vine con tal intensidad que sentí como un chorro de algo salía, empapando su cara, mientras me dedeaba y devoraba mi puchita. Luego, se retiró. Fue directo al grifo de agua a beber y se sentó en el sillón, viéndome. Me pidió que me bañara. “Lávate todo, ya no puedo seguir, la pastilla no me dura tanto. Voy a dormir; toma tu tiempo, el que quieras. Te haré saber la próxima vez que nos podamos ver, si es que quieres verme,” dijo mientras se ponía la ropa interior, se metía en la cama, y se quedó dormido. Yo me metí a la tina, me di un baño y recapitulé cada momento que acababa de suceder. Al terminar, cogí una bebida para el camino y regresé a casa.
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