ReynaReign

Hola chicos, soy Reyna, y estoy muy emocionada de compartir un pedacito de mi mundo con ustedes. Verás, una vez, yo era una pequeña bailarina, girando y saltando por el escenario con sueños tan grandes como mi tutu. El ballet era mi lugar feliz, un mundo donde cada plié y piruet se sentían como una fuga mágica.

Cuando era niña, no podía sentirme satisfecha de los movimientos elegantes y la música encantadora que llenaban el estudio de baile. El ballet no era sólo un hobby para mí; era mi pasión, mi corazón y mi alma vertidos en cada arabesco y tendu. Esos eran los días en que mi mayor preocupación era perfeccionar mi participación y recordar todos los pasos de mi rutina favorita.

Pero, ya sabes cómo a la vida le encanta lanzar bolas curvasBueno, me arrojó un montón de cosas. Una torcedura de tobillo durante la práctica convirtió mis sueños de ballet en una pesadilla temporal. Ya no podía bailar con la misma alegría sin esfuerzo que una vez me había definido. El veredicto del médico fue claro: mi carrera de ballet estaba en pausa. Fue desgarrador, por decir lo menos. No más zapatillas de punta, no más grand jetés. Mi mundo se sentía un poco menos colorido sin el remolino de tutús y el eco de la música en mis oídos.

Avancemos rápido a hoy, y me encontrarás todavía bailando, aunque no en un gran escenario. La lesión puede haberme ralentizado, pero no me rompió el espíritu. He cambiado el centro de atención por un espacio más íntimo... mi sala de estar. Todas las mañanas, me lazo los zapatos y pongo algunas melodías tranquilizadoras. No es lo mismo que las luces del escenario y los aplausos, pero es mi manera de mantenerme conectada con la pequeña bailarina dentro de mí..

Mantenerse en forma no ha sido fácil, pero ha valido la pena cada plancha y estiramiento. Mi flexibilidad puede no ser lo que era antes, pero hay una fuerza recién descubierta que viene con la adaptación y la superación. Algunos días son más duros que otros, y extraño la camaradería de mis compañeros de baile, pero la alegría del movimiento sigue ahí. Es un tipo diferente de baile, uno que celebra la resiliencia y la determinación..

La vida puede haberme hecho girar en una dirección que no esperaba, pero he aprendido a encontrar la belleza en cada giro y giro. El ballet siempre será parte de lo que soy, y aunque mi viaje puede haber tomado un desvío inesperado, sigo bailando a través de la vida con un corazón lleno de gratitud y un cuerpo que se niega a olvidar la alegría del movimiento. Así que brindemos por la pequeña bailarina que hay en todos nosotros. ¡Que podamos seguir bailando, sin importar a dónde nos lleve la vida!