Hola chicos, bienvenidos a mi sala, aquí encontraran mucho erotismo, placer y temas interesantes que podemos compartir entre nosotros, lo único que les pido es respeto y tolerancia conmigo y el resto de mis asistentes... vengan. y acompáñame


El amor no se condiciona. Quien ama debe abrazar la totalidad del ser, el acierto y el error. Amar no es admiración y no hace casa en la buena suerte. El amor se decide o, simplemente, se da.


Que mis ojos se despierten con la luz de tu mirada, yo a Dios le pido. Que mi madre no se muera y que mi padre me recuerde, a Dios le pido. Que te quedes a mi lado y que más nunca te me vayas, mi vida, a Dios le pido. Que mi alma no descanse cuando de amarte se trate, mi cielo, a Dios le pido.



Cuando veo a través del vaso Veo a través del tiempo Donde los sentidos se dislocan Donde los temores se evaporan Y aprovecho para desdoblarme Para salir del vaso Con las paredes sudo tu rastro Con la memoria busco tu rostro

Y no sé por qué No me importa saber por qué No dejes que Nos coma el diablo, amor Que se trague tu calor Que eructe mi dolor No dejes que Nos coma el diablo, amor Que se trague tu calor Que eructe mi dolor






Tengo que confesar que a veces No me gusta tu forma de ser Luego te me desapareces Y no entiendo muy bien por qué No dices nada romántico Cuando llega el atardecer Te pones de un humor extraño Con cada luna llena al mes

Pero a todo lo demás Le gana lo bueno que me das Solo tenerte cerca Siento que vuelvo a empezar Yo te quiero con limón y sal Yo te quiero tal y como estás No hace falta cambiarte nada







Yo te quiero si vienes o si vas Si subes y bajas, si no estás Seguro de lo que sientes Tengo que confesarte ahora Nunca creí en la felicidad A veces, algo se le parece Pero es pura casualidad


Ser placenta e irrigarte de deseo fetal Tu primera bocanada, atrapada en los pulmones: charcos de oxígeno molecular Pezón que gotea sudor, sudor que escurre latidos deformados erupcionando en tus inexpertos labios Ser en ti cuando no eras

Desnúdame los párpados y las mejillas, a besos La comisura te espera: entreabierta El cuello alzo para ser abordado; por tus labios Despacio recorre mis hombros, descubiertos Y ahora que abro los ojos, mírame y hablamos

Despiértame así, con el cuerpo crujiente con las ganas revueltas con la promesa de tu vuelta Con la esencia de nuestros deseos, con el hueco de tu sonrisa con tu pena desatendida, con la profusión de nuestras agonías Después, sabré saborear la soledad de mis horas, esas que no entienden de relojes, sabiendo que conservo dentro mía todos tus húmedos recuerdos


Buscas en mis bolsillos pruebas de otro cariño Pelos en la solapa, esta sonrisa me delata Labial en la camisa, mi coartada está hecha trizas Estoy en evidencia, engañar tiene su ciencia Estoy hasta la coronilla Tú no eres mi media costilla Ni la octava maravilla



Cuando te veo Te veo pasar, ah Yo pienso en lo' momento' Que no' supimos amar-ar-ar Tirame una llamada No haga' como que no pasa nada Si sabés muy bien que Entre los do' la pasamos al cien


Bienvenido, dolor, te invito a formar parte El amor se fue hace rato, no quiso esperarte Realmente vos y yo somos algo aparte Esto me pasa por, mi corazón, fiarte Daría todo por volver a lo de antes Pero no se vuelve al pasado, por más que te cante Ante' y durante, vuelvo a llamarte Él no contesta el phone, y yo no puedo librarme



Relatos Sexuales
Lo que sucederá
Quedaremos en la cafetería. No, no te dejaré besarme. Sé que me recorrerás de arriba a abajo, y en tu sonrisa sabré que te gusta lo que ves. Morirás de ganas por comprobar si en la cima de esos tacones llevo uno de mis ligueros. Bien sabes que será así, pero no te permitiré comprobarlo. O quizá sí, pero rodando solo tus dedos sobre el vestido. No quiero que gastes ni un gramo de ganas antes de tiempo.

Quizá nos tomemos un café y charlemos de cosas triviales, pero siento que lo más probable es que no queramos desperdiciar ni un minuto. Yo iniciaré el juego, llevo meses ideándolo y seguirás mis indicaciones. Sé que te encantará hacerlo. Te daré la tarjeta de la habitación y te diré que sobre la cama hay unas instrucciones para ti. Ahí encontrarás una nota que te pedirá varias cosas junto a una bolsa con alguna sorpresa. La primera orden será que te desnudes. ¿Por completo? Mmmh, quizá te pida que te dejes la camisa puesta, pero tan solo eso, me gusta mucho esa imagen en mi cabeza. Después, deberás colocarte ese juguete que tienes en la bolsa en la base de la polla (y seguro que estarás ya semierecto), luego te sentarás sobre la silla, me mandarás un mensaje diciendo que estás casi listo y cerrarás los ojos como te he pedido. ¡Ni se te ocurra abrirlos! Las manos las juntarás a tu espalda tras la silla, esa será otra de mis indicaciones. La puerta la habrás dejado entreabierta como rezaba la nota y eso te hace sentir algo vulnerable ahora que estás desnudo. Lo sé, alguien podría abrirla ¿verdad?, alguien que no soy yo. ¿Te asusta? ¿Te excita? Me encantará comprobarlo.


La espera te matará, seguramente sientas que el tiempo transcurre muy despacio y cualquier ruido que venga de fuera de la habitación te pondrá en alerta y nervioso. No sabrás si soy yo o no. Pero no cederás a la tentación de desobedecer y abrir los ojos. Querrás jugar hasta el final. Y eso yo ya lo sé. La puerta se abrirá y escucharás como alguien la cierra con cuidado. Querrás pensar que soy yo, pero aun así dudarás porque no hablaré. Me acercaré despacio a ti. Sí, quizá me delaten los tacones. Te rodearé sin prisa, dejando que escuches mis pasos a tu alrededor. Quizá te acaricie levemente. Me tomaré mi tiempo observándote y disfrutando de tu ansiedad. Seguramente estarás ya muy duro y eso me gustará. Mucho. Pondré música, algo suave y sensual. Jazz posiblemente. Me colocaré a horcajadas sobre ti; no habrás abierto los ojos porque eres obediente y ahora sentirás mis manos quitarte las gafas. Mi precioso niño empollón. Te besaré los parpados para luego vendar tus ojos con delicadeza y te hablaré suave al oído pidiéndote que no te quites la venda. Después sentirás sobre tu piel cómo la tela del vestido abandona mi cuerpo. Lo sé, mueres de ganas por verme, pero no te voy a dejar aún. Intuyo tus latidos acelerando al adivinar mi poca ropa. No, no puedes tocarme tampoco. Te revuelves en la silla, ansioso. Quieto, ordenaré. Vuelvo a susurrarte al oído y aprovecho para lamer el lóbulo. Te estremeces. Llevo mis manos a tu nuca y te acaricio mientras miro esos labios ansiosos de mis besos. Acerco mi boca y deslizo mi lengua lentamente entre ellos, haces amago de más pero no te dejo. Seguramente te bese porque lo deseo tanto como tú, pero será un beso corto, quizá profundo. Me despegaré de ti y te rodearé lentamente sin perder el contacto de mis manos sobre tu cuerpo. Suspirarás. Seguramente me digas que me odias y yo sonreiré porque sé que no es así. Me colocaré a tu espalda y me pegaré a ti, notarás el calor de mi cuerpo en tu nuca. Deslizaré mis manos por tu cara, tu mandíbula, tu cuello y bajaré por tu torso desabrochando los botones de tu camisa y acariciando la piel que libreto hasta llegar a tu pubis y continuaré acariciando tus muslos. Evitaré adrede tu polla. Desharé el camino hasta volver a tus hombros y recorreré tus brazos despojándote de la camisa mientras me acuclillo a tu espalda. Ataré tus manos liberadas de tela con una cuerda. Gemirás desesperado porque sabes que te estoy impidiendo tocarme.Incorporándome, terminaré mi giro alrededor de ti y, no sé, quizá si te has portado bien y estás muy duro te recompense recorriendo brevemente tu polla con la lengua. Sí, creo que eso es lo que haré. Pero durará poco porque luego volveré a pasar mi pierna sobre tus muslos y me sentaré sobre ellos. Me pedirás que te bese y pondré un dedo en tus labios para callarte. Shhhhh, yo decido, te recordaré. Acariciaré tu pecho que sube y baja animado por la excitación que invade tu cuerpo. ¿Estás acelerado? Y mi mano se posará sobre tu corazón para sentirte. Yo sí. Y acercaré mi pecho a tu mejilla para que sientas su contacto, mi piel casi desnuda. Siénteme. Gemirás. Me deseas. Iniciaré un suave baile sobre tus piernas en el que apenas rozaré tu polla con mi sexo desnudo. Tu mente solo será capaz de pensar si eso que crees es cierto y no llevo puesto más que el liguero. No lo vas a averiguar aún. Mis manos dejarán tu piel para desabrochar el sujetador que abandonará mi cuerpo recorriendo el tuyo, haciéndote partícipe de la acción y la resolución. Te revolverás inquieto porque deseas más, mucho más. Me inclinaré hacia ti pegando mi piel a la tuya, dejando que mis pezones arañen tu pecho, rodándolos por tu piel mientras mis manos abrazan tu cara y mis labios buscan tu boca. Mi coño comenzará a rozarse rítmicamente sobre tu polla que llevará rato muy dura, y mucho más gracias al aro de goma que aprieta su base. Volveré a tu boca que devoraré esta vez sin medida invadiéndola por completo, respirando tu deseo y lamiendo tus ganas. Gemirás desesperado y tus brazos se moverán tratando de buscarme, pero totalmente impotentes. Quizá me pidas clemencia, «suéltame», rogarás. Y te recordaré que aquí las decisiones las tomo yo y que yo decidiré cuándo soltarte. —No —te diré. —No te voy a soltar y no vuelvas a pedírmelo.

Y el juego no habrá hecho más que comenzar.
Relatos Sexuales
La medida de lo ilimitado
Desdibujarte en mi memoria –Me dijiste, serio–. Eso quiero. Para siempre. Ahogarte dentro de un lienzo. Salpicarte de acuarelas para que ya no pueda ver tu maldito rostro. Para olvidarte. Hasta que ya no haya memoria ninguna, solo putos resquicios mentales de una masa deformada por toneladas de pintura seca y sucia. Deshumanizarte de una vez por todas. Eso fue lo que me dijiste la última vez que follamos. Justo antes. Te encantaba ser como el viento fuerte del norte, aquel que no sabe que puede doler. Ese viento que enloquece. Y de repente, cambia de rumbo, para seguir transportando su crueldad a otros senderos. Sabías que me encantaban estas frases que duelen, que me excitaban más que nada en el mundo. Nos habíamos acurrucado amoldados el uno al otro. Te levantaste al poco porque querías fumar y yo seguía tendida allí, indefensa. Cuando te volviste a meter en la cama, me besaste. Olías a tabaco frío y a Heineken caliente.


Esos olores que siempre me gustaron de ti pero que seguramente nunca te confesé. Tu barba recia me impidió caer en un sueño profundo porque me irritaba la cara. Lancé un suave quejido y, como para tranquilizarme, me abrazaste fuerte y empezaste a acariciar mi espalda. Contabas mis vertebras. Podías haberlas quebrado sin dificultad, desarticular todo lo que de mí no soportabas. Sentía tus dedos apretar con fuerza mi columna vertebral, aplastar esa serpiente calcificada que solo tiene ademán de vida con el inspirar y expirar los instantes de aliento. Sabías que estaba vulnerable. Tuve un momento de pánico, como alguien a quien tiran al agua y no sabe nadar. Y la orilla, de repente, es solo una línea delgada, un trazo fino mientras te ahogas. Casi un lienzo en blanco. Tu sonrisa se volvió malvada. Pero me rescataste. Bajaste hasta mi coño y allí, te entraron ganas de morderme. Noté tu lengua, tu boca, tus dientes, el vibrato de tus gemidos. Esperabas la erupción, el terremoto, y luego, el vapor de fuego hecho agua, ese poético ornamento líquido que te vuelve tan guapo cuando sale a chorros. «La medida de lo ilimitado», lo llamabas. El deseo no se había saciado del todo. Te acercaste a mi cara y me besaste con furia hasta hacerme daño. Tu sabor ya era volcánico. Yo tenía la garganta irritada de gemir y tú, los labios dolidos. Intenté incorporarme para respirar mejor y carraspear pero me lo impediste. No mostraste el menor sentimentalismo al empujarme para que me cayera nuevamente en la cama. Sabías que me había cansado de tanta ternura y romanticismo en el sexo. Y el papel te sentaba como un guante. Me hiciste notar que eras dueño y señor de este cuerpo, el mío. Tu presa, tu trofeo, la pequeña ingenua de clase alta que siempre calza zapatos de marca. Querías, al follarme, crear esta tensión y sensación de peligro permanente, como si fuera un animalito acechado.
Despojarme de todo lo femenino que pudiera aflorar en mí. Tenerme cerca de la muerte y la nobleza. Ser capaz, en definitiva, de dar mi vida para que me follaras. Me diste la vuelta y te adentraste en este universo mío comprimido. Mi presente, mi futuro. Esa hostilidad mía. Estabas ávido y ansioso por remover este caos, este desorden, agujerar mi memoria de amores pasados con tu polla tiesa, y dejarme claro que, a partir de ahora, ya ningún hombre sería digno de amarme como habías sido capaz de hacerlo. Te anclabas a mi deseo de ser deshumanizada. Eras el transeúnte que me pisa cuando cruza la calle. El necio silencioso que solo piensa en él mismo. El que se deshace de la basura rápidamente y se limpia numerosas veces después las manos. El que no demuestra ninguna mínima señal de esperanza placentera. Te sentiste libre y poderoso en mi culo. Terriblemente frío, eso sí, como te había suplicado de serlo. Mi ano era ahora un terreno de protesta y los ecos de su rigidez impidieron que te retiraras inmediatamente. Volver a cruzar el umbral al revés iba a ser doloroso. Para ambos. Así que esperaste. No por mí sino por ti. Eres el transeúnte disciplinado que mira a ambos lados antes de cruzar la calle y me deja atrás. El necio silencioso que me tira a las vías del metro cuando llega el tren. Aquel hombre que quiere desdibujare para no volver a ver nunca más mi rostro que tantas facetas tiene y que me perturban. Eres el que me ama. De verdad. Sin límites.


Muchos creen que sólo los hombres se masturban. La verdad está muy alejada de eso. Las mujeres también lo hacemos, la única diferencia, bueno, ¡se nos ha enseñado a no presumirlo!… Hay muchos factores que hacen que pensemos que es mala y algunas mujeres prefieren no hacerlo por los prejuicios que la sociedad les ha impuesto. Pero enfrentémoslo, ¡no tiene nada malo!, al contrario, libera estrés, en serio, ¡en tiempos de tensión es muuuuy recomendable! ¿Y cómo hay que hacer?… Lo primero… dejar todos los prejuicios, tabúes, complejos y pensamientos negativos atrás. No hay nada que baje más la calentura que el "qué dirán". Así que vamos a intentar apartarnos de todo eso y concentrarnos en nosotras mismas. Nada mejor que sentirnos seguras, así que ¡a encerrarnos con llave y a olvidarnos del mundo aunque sea por un momento! Otra cuestión es amarnos a nosotras mismas. Cada cuerpo es único y todas las mujeres somos hermosas. Admira tu cuerpo, adora cada centímetro de él, consiéntete, ¡que nada más tienes un sólo cuerpo y una sola vida para hacerlo! ¡Clítoris, el botón del placer! Debemos sentirnos afortunadas, pues el clítoris es exclusivo de nosotras y es un órgano especialmente encargado para nuestro placer y pues para masturbarnos lo principal es conocerlo. Es un órgano pequeñito y misterioso. Además es la parte más sensible de nuestro cuerpo, ¡y con mucha razón!, en él se encuentran más de 8,000 terminaciones nerviosas. Localizarlo es muy fácil. Está en el monte de venus, muy escondidito, pero si lo buscas lo encuentras… Puedes abrir tus labios mayores y recorrer tus dedos hacia arriba, así de seguro lo hallas. Ahora que ya sabes dónde se encuentra tu instrumento principal de placer, pasemos a la acción… ¡Estimulación! A veces no es suficiente nuestro estado normal para calentarnos. Así como a los hombres les llama mucho la atención la pornografía más gráfica, es bien sabido que las mujeres preferimos echar a volar nuestra imaginación y para subirle el color a nuestro erotismo, los relatos sensuales o las novelas románticas son un buen recurso. Puedes recurrir a sitios de internet de relatos eróticos como este, o si prefieres el romanticismo, tomas tu novela favorita, o ya de plano, si tu imaginación es privilegiada, inventa tu propia historia, ¡también se vale! Si nunca lo has hecho te has de estar preguntando ¿Cómo le hago? Es de lo más simple. Cada mujer tendrá sus propios métodos y sólo tú debes ir descubriendo qué es lo que te gusta. Pero bueno, aquí enlistaré lo más básico, por no decir obvio. Lo que de seguro te gustará. Técnicas… Básicamente el objetivo es frotar el clítoris. Una forma fácil y práctica es tomar tu monte de venus con la mano. Con el dedo índice y el anular abre tus labios mayores y pon el dedo medio sobre tu clítoris. Con la yema del dedo empieza a acariciarlo con movimientos circulares. ¡Este método no falla! Para agregarle más cachondés, puedes hacer movimientos de cadera. ¡Que no te de pena! Agrégale erotismo, gime, suspira, déjate llevar. Si el cuerpo actúa como si estuviera en el acto sexual, es más fácil tener un orgasmo. Mientras haces esto, puedes penetrarte con tu dedo, empieza tranquila, poco a poquito, descubre lo que te gusta, explórate. Mientras usas tus dedos, intenta apretar tus paredes vaginales, esto se logra haciendo fuerza con tu estómago, pero tratando de ir un poquitín más profundo, eso combinado con la estimulación del clítoris detonará una impresionante bomba de placer… No sólo puedes tener a tus deditos de aliados, trata de buscar objetos que puedas utilizar. Las plumas suaves son de las preferidas de las mujeres. Abre tu vulva y deja tu clítoris al descubierto. Para que la estimulación funcione, debe estar seco, pues si la pluma se moja, no servirá de mucho. Rózalo suavemente. Ten paciencia, te encantará. Puedes también utilizar una brocha para maquillaje, eso sí, que sea muy finita y suavecita. Sé creativa, también puedes usar el mango. Los juguetes sexuales también se valen. Trata de tener tu mente abierta, busca lo que te guste, conócete a ti misma. Sólo así podrás encontrar lo que más placer te dé. Algo que hay que considerar también es que no sólo el clítoris nos da placer… También tenemos otras partes en nuestro cuerpo. Es cuestión de tocarnos. No debemos de olvidar a nuestros senos… También fuente de placer. Tócalos dejando tus pezones para el final, pues es la parte más sensible, así te excitarás más fácil. Rózalos con la yema de tus dedos, pellízcalos, acarícialos, descubre lo que te gusta. Recuerda que de eso se trata, de descubrir lo que más te gusta. Tómalo como un viaje de autoexploración. Míralo de esa forma, conociéndote bien sabrás lo que te agrada, así tus relaciones de pareja ¡serán más placenteras! ¡Disfruten su tiempo a solas!