Edad44 años
Color de cabelloRubias
Largo de cabelloSemi-largo
Color de los ojosAvellana
BustoTetas Grandes
Preferencia sexual
sexoMujer
Apariencia del sexoAfeitadas
Tipo de cuerpoNormal
Grupo étnicoLatina
Lo que me excitaNo hay nada más interesante que un hombre que toma la iniciativa de hacerme un striptease sensual para hacerme sentir deseada, ¡sobre todo cuando llego a casa del trabajo y libero todo mi estrés a través del deseo sexual con él!
No me excita¡No me gusta nada que quiera penetrarme sin juego previo! Si lo logras, ¡podrás hacer con mi cuerpo y mi lujuria lo que quieras!, No olvides saludar!
Posición preferida¡Me gustan todas las poses, pero mi favorita es el estilo perrito! Tira de mi pelo mientras disfrutas de una vista maravillosa, abre mi culo y deséame, puedes ver como entra y sale, me encanta ser dominada en esta posición, ¡tendrás el control total
Idioma(s) hablado(s)FrancésInglésItaliano
FantasíasI love to have a beer alone in a bar, looking all people around me and waiting for a stranger to talk to me gently and near my ear (whisper) something naughty… and invite me to the washroom to have a little and exiting moment of hard sex without any compr

Chat en vivo y webcam sexy de JanneLu

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Los últimos comentarios en los shows privados de JanneLu

PedroPizarro992975
16/11/23 02:01
Me encanta esta mujer, la adoro.
itouc
15/11/23 22:54
Eso es bueno para mí, fue el espectáculo.
tititidu56
12/11/23 02:19
Es un gran momento.💗

Horario de presencia online JanneLu

JanneLu aún no ha completado su horario de presencia en línea

JanneLu no está en línea desde hace un cierto tiempo y no podemos proponer un planning de presencia fiable.

VEN, QUIERO CONOCER TUS HISTORIAS..

 

 

 

 

Soy de piel clara, tengo el cabello castaño claro, me gusta traerlo largo, me llega hasta la mitad de la espalda, soy delgada, tengo una cara bonita afilada y ojos color café claro me gusta maquillarme ligeramente, usar labiales rojos y arracadas grandes de plata. Considero que tengo bonita figura ya que me gusta hacer ejercicio solo para tonificar mis piernas y glúteos, mis senos medianos y redondos, mis pezones son rositas y como montañitas. Conservo una cintura definida y un culo muy bien formado, sobre todo cuando uso jeans, se me marcan muy bien mis nalgas levantaditas y al juntar mis piernas se me forma un huequito apretando mi zona intima, tengo piernas estilizadas que me gusta mostrar cuando uso minifaldas pues tengo la piel muy suave. Me gusta ser muy femenina, seductora y vestir provocativa, aunque siempre procurando mantener una buena imagen ante las personas que me conocen. Soy divorciada sin hijos y vivo sola en un departamento de interés social que rente hace poco por la zona industrial. Recientemente trabajo como auxiliar administrativa en una empresa de publicidad, y para llegar a mi trabajo debo tomar transporte público, ya que mi camioneta se averió. El microbús me deja a cuatro cuadras de mi trabajo, las primeras calles son un camino algo solitario pues casi no hay casas solo son terrenos, algunas construcciones abandonadas y hay una bodega de una empresa constructora, y necesariamente debo caminar frente a ese lugar para llegar a mi trabajo. Desde el primer día que tuve qué pasar por esa bodega pude ver que había seis albañiles todos ellos de entre 40 y 50 años, me llamó la atención que no usaban camisa solo vestían pantalón de mezclilla con cinturones de cuero y botas de trabajo desgastados, algunos traían paliacates en la frente para secar el sudor y sus cuerpos polveados con cemento pues iban cargando bultos para subirlos a un camión. Al verlos decidí cambiarme de banqueta y pasar lo más alejada de ahí para que no me fuera a ensuciar pues había polvo así que seguro pasé desapercibida para ellos. Mas tarde al salir de mi trabajo eran como las siete ya cayendo el sol, al pasar frente a la bodega pude ver que ya habían terminado de trabajar y estaban sentados en unos bultos de cemento ahí adentro y tomando cervezas, lo que me dio un poco de miedo pues esa calle está sola y es un tramo muy largo, en la banqueta de enfrente hay un terreno muy extenso sin ninguna construcción en toda la cuadra, y a los lados de la bodega solamente hay otras bodegas abandonadas con portones viejos y un terreno muy grande en la esquina y las primeras casas comienzan casi al final de la siguiente cuadra o sea que ahí nadie podría ayudarme ni oírme aunque gritara, así que caminé un poco más de prisa para evitar que me vieran pero de pronto escuché que me comenzaron a silbar a modo de piropo y yo solo camine ignorándolos y sin mirarlos, y ellos comenzaron a decirme cosas muy sucias. —¡Que buena estás mamacita! ¡Que ganas de meterte la verga en tu culito! ¡No corras que no muerdo nomas te cojo chiquita! —y otras cosas que no alcance a escuchar...

 

 

 

Típico que ven a una chica sola, desprotegida y le dicen vulgaridades, eso me puso muy nerviosa en ese momento el camino se me hizo eterno hasta que por fin salí de esa calle y di vuelta en la esquina para llegar a la parada del camión, lo abordé y llegué a casa. Esa noche no podía dormir por estar pensando que diario tendría que estar pasando por ese lugar y que estarían ellos, lo que me daba algo de miedo, pero al mismo tiempo recordando las cosas que me dijeron, me hicieron sentir deseada, que un grupo de hombres quisieran hacerme suya, eso que escuché sobre meterme la verga en mi culito, cada que recordaba eso sentía una sensación en mi parte íntima que me ponía húmeda, solo pensar que esos hombres cuando me vieron pasar se imaginaron penetrándome y disfrutando de mi cuerpo. Todos los días al bañarme toco mi cuerpo pensando en gustarle a alguien desde que me separé de mi pareja porque me fue infiel, y a decir verdad en mi trabajo y con mis amistades he conocido hombres que me pretenden, pero ellos no me causan atracción, a mí siempre me han gustado los hombres rudos. Así que se me ocurrió que en lugar de tener miedo y evitarlos, trataría de disfrutar de esas vulgaridades que me dirían y sentirme deseada por esos hombres fuertes y sucios, que me veían con tantas ganas de cogerme. Al día siguiente decidí ponerme una blusa negra de tirantes ajustada, unos jeans a la cadera que me quedaban muy entallados con rasgaduras que dejaban ver la suave piel de mis piernas, y que apretaban mi zona íntima marcando mi vagina y levantando mis nalgas, también me puse unos tacones negros. Así que yo sabía que si quería correr no podría, y tendría que caminar con seguridad. Les juro que mientras me vestía no dejaba de pensar en que esos hombres me verían pasar, prácticamente estaba arreglándome para ellos. Me maquillé como siempre y me puse perfume con aroma a frutas exóticas. Caminé rumbo a mi trabajo y cuando faltaban unos 30 metros para pasar por la bodega pude ver que uno de ellos me miró y les aviso a sus compañeros mientras cargaban unas cubetas con arena, así que me preparé para pasar por ahí, pero esta vez decidí pasar junto a ellos para confrontarlos e interrumpirlos en sus labores. Al llegar ahí se me quedaron viendo con una mirada lujuriosa directamente a mis senos pues estaba escotada y a mi entrepierna la miraron como si quisieran meter su lengua en mi parte íntima, de inmediato sentí como me temblaron las piernas y un vacío en el estómago de los nervios. —Adiós, señorita. —Me dijo uno de ellos. Lo que me hizo sentir un tanto aliviada pues hubo un poco de respeto. —Adiós, buenos días. —Le conteste amablemente. —Adiós, que le vaya muy bien. —Replicaron los demás. Continué caminando unos cuantos metros, cuando de pronto escuché: —Mamacita que ganas de comerte tu colita —Sí yo sí me la cogía. —Que ganas de enterrarle mi verga hasta el fondo. —Los escuche decir entre ellos de forma muy morbosa...

 

 

 

 

 

RELATOS EROTICOS LEIDOS POR AHI..

 

 Después de oír eso supe que definitivamente esos hombres querían cogerme y hacerme de todo y que cada que pasara seria lo mismo y me excitó muchísimo todo el día en la oficina no deje de pensar en eso y solo miraba el reloj esperando fuera mi hora de salida. Cuando salí de trabajar ya sabía que estarían tomado cerveza viendo a la calle así que decidí hacer algo que nunca había hecho, provocar a seis hombres a propósito, mostrándoles más de lo normal. Para ello antes de pasar por la bodega, me oculté detrás de un arbusto de esos que crecen en los terrenos por capricho de la naturaleza, para quitarme el brasier, me toqué los senos suavemente y pellizqué poquito mis pezones para excitarme, también me toqué el clítoris durante unos dos minutos pues necesitaba sentirme muy cachonda para lo que iba a hacer, por lo que mis pezones se pusieron duros y se marcaban en la blusa como dos montañitas, también jalé un poco hacia abajo mi blusa para mostrar más mis senos, justo antes de que se vieran mis pezones. Estando tan excitada y nerviosa caminé de forma muy femenina, y cuando iba a llegar a la entrada de la bodega, me sentí tan cachonda y ruborizada que estúpidamente en el último momento bajé uno de los tirantes del hombro para verme sexy lo que dejo ver ligeramente uno de mis pezones, de inmediato me arrepentí e iba a subirlo de nuevo pero entonces uno de los albañiles se asomó a la calle y se me quedo viendo, su cara reflejaba un morbo evidente pues no dejaba de verme los senos, ya no supe cómo reaccionar y deje el tirante abajo, vi que les hizo una señal con la mano para que salieran y en unos segundos ya los seis albañiles estaban afuera obstruyendo la banqueta y con sus cervezas en la mano listos para ver el espectáculo. —Hola señorita ¿Cómo está? —Me dijeron mientras se comían mis senos con su mirada, eso me hizo ponerme húmeda. —¿Hace poco que pasa por aquí verdad? —Sí, recientemente comencé a trabajar cerca de aquí, por cierto, me llamo Alexandra, pero para mis amigos soy Alexa. —Yo me llamo Carlos. —Yo Jorge. —Y yo Samael. No recuerdo los nombres de los otros tres albañiles, los saludé de beso en la mejilla y por el movimiento mi blusa se bajó más y mi pezón rosita quedo completamente descubierto, pude ver como uno de ellos Carlos el más grande de edad se tocó el pene sobre su pantalón como excitándose, eso me puso nerviosa. —Bueno, ya me voy, porque se pone oscuro y me da miedo. —No te preocupes, nosotros aquí te protegemos, a ver qué día nos aceptas una cerveza. —Me propusieron mirándome fijamente a mi pezón descubierto. —¿En dónde nos la tomaríamos? —Les pregunté coqueteándoles. —Pues aquí si quieres, o tu dirás. —Me sugirió amablemente. —¿Y su patrón no se enoja? —No porque el anda ahorita de vacaciones, y además él casi no viene, siempre estamos solamente nosotros, como esta es la bodega de la constructora él nada más nos habla por teléfono para preguntar cuanto material hay. Yo me excité mucho y me puse nerviosa, de inmediato paso por mi mente la posibilidad de estar ahí, yo sola, con esos hombres tomando una cerveza, me pareció excitante —Ah está bien. Entonces ¿Que les parece si mañana vengo a esta misma hora? —Les pregunté con mi voz dulce y cachonda. —¡Sí! Entonces mañana aquí te esperamos Alexa. Yo me acomodé el cabello y subí el tirante de mi blusa, intentando hacer ver como que no fue apropósito y se había bajado solo, pero mis pezones estaban duros, excitados y yo toda nerviosa, creo que lo hice más evidente, así que me despedí de beso en la mejilla comenzando por Carlos, el que se atrevió a tocarse su verga frente a mí. Me retiré y seguí caminando muy femenina sintiendo mucha excitación en mi vagina, pues esos jeans se metían entre mi zona íntima de lo ajustados que estaban. Mientras me alejaba toqué sensualmente mis nalgas sobre mi pantalón y pude escuchar que los albañiles decían cosas sobre mí. —Se ve que ese culo quiere verga. —Al chile se ve que es bien puta. —No mames, sí viste como se le salió la teta —Sí güey nomas quería levantarnos la verga Estuve a punto de regresarme pues tenía tantas ganas de que me cogieran, pero yo quería que fuera algo especial, así que decidí esperarme. Al día siguiente en la mañana decidí no ir a trabajar, en lugar de eso fui directamente a la estética para que me depilaran, me puse uñas, entre al centro comercial y me compre un brasier y una tanguita negros muy eróticos marca Victoria´s. Quería que fuese un encuentro que marcaría mi vida pues serian seis hombres a los que invitaría a penetrarme y por el tipo de personas se veían fuertes y rudos que estarían ardiendo de lujuria por hacerme suya y lo harían todos al mismo tiempo. Yo sabía lo que me podía pasar y aun así quería hacerlo, estuve muy nerviosa todo el día. Cuando regresé del salón de belleza pasé por un centro comercial en donde hay una sexshop, tenía mucho tiempo sin entrar a una, le pedí a la chica que me atendió que me vendiera un enema para limpieza anal, un lubricante con anestésico y un plug anal con adorno de corazón brillante que estaba hermoso, me recordó al que tenía cuando más joven. Me fui a mi casa y me apliqué los lavados anales, quede muy limpia y eso me dio mucha más confianza para practicarlo, hice un calentamiento con el plug anal que me vendió para ir dilatando mi ano y que estuviera relajado, lo que me ayudaría a estar dilatada por si esos hombres querían hacerlo así no me fueran a lastimar, eso creía yo…. Faltando unas horas me bañé con un shampoo y jabón aromáticos que dejó mi piel muy suave e hidratada, me puse una crema Victoria´s que olía frutal, me depile completamente, planche mi cabello, me maquillé usando labial rojo y me puse mis arracadas grandes de plata 925 que tanto me gustan, además me puse la tanguita y el brasier negros muy eróticos, un vestido negro muy ajustado que se adaptaba perfectamente a mi figura, tenía un escote abierto que permitía ver entre mis senos y mostrarlos según cuanto yo quisiera bajarlo o subirlo, era un vestido de tela muy corto y flexible como licra, por lo que podía bajarlo a la mitad de mis piernas o subirlo a tres dedos debajo de mis nalgas según yo quisiese, sin que se notara arrugas o que yo lo hubiera forzado por lo que era ideal para salir de casa como una dama y llegar a la bodega con el vestido más levantado como una puta con tacones negros altos de correas. Me puse perfume como si fuera al encuentro de mi vida. Moria de los nervios, sabía lo que podía pasar, pero no dejaba de excitarme, imaginaba cómo me lo harían, si me dolería, bueno mil cosas pasaron por mi cabeza… Llegando el atardecer, antes de salir de casa dilate mi ano con el plug anal, metiéndolo y sacándolo suavemente de mi ano pues era muy doloroso, sentía una punzada, pero después de rato solo era placer, cuando sentí que ya estaba lista lo deje dentro de mi ano y acomodé el vestido jalándolo un poco para que me llegara a media pierna, algo decente por así decirlo, aborde el microbús y todos los hombres me miraron con ganas de cogerme, el chofer no dejaba de voltear por el espejo, tomé asiento junto a un joven que no dejaba de verme las piernas de reojo, y yo sentía un poco de dolor pues traía el plug anal puesto y me lastimaba cada que el camión pasaba un tope, llegado el momento me baje del camión y me dirigí a la bodega caminando muy femenina y sintiendo como el plug anal entre mis nalgas me lastimaba un poquito a cada paso, podía sentir mi vagina caliente y lubricada durante todo ese largo camino que de nuevo estaba completamente solo, y como ya se me estaba haciendo costumbre antes de llegar levanté un poco el vestido para dejarlo a tres dedos por debajo de mis nalgas para mostrar mis hermosas piernas y dar una forma más sexy a mi trasero, me veía guapísima. En ese momento decidí no mostrar más mis senos pues eso lo quería dejar para cuando estuviéramos platicando. Ya estaba ocultándose el sol, y el alumbrado público en esa zona es muy tenue, cuando llegué a la entrada de la bodega ellos ya estaban tomando, apestaba a humo de cigarro y se les veía cubiertos de polvo de arena y cemento, ya relajados de jornada de trabajo y eso me gustó pues yo quería un encuentro con hombres rudos. Entonces Carlos el más grande, se acercó para recibirme y lo saludé de beso en la mejilla mientras sentí como me tomó la cintura con su mano derecha y me habló al oído. —Te ves guapísima Alexa. —¡Gracias! ¡Que lindo! —Le conteste sonrojada. .. 

 

 

CONTINUARA..

 

 

Esa noche, la luna se asomaba tímidamente entre las nubes, bañando con su luz plateada la habitación. En la penumbra, Alex y Sofía se encontraban en un pequeño rincón del salón, donde las sombras jugaban con la intensidad de sus miradas. El sonido suave de una vieja canción de jazz llenaba el aire, creando una atmósfera íntima y sugerente. Se miraron con una complicidad que hablaba de deseo y curiosidad, como dos almas que se adentraban en un territorio desconocido. Sofía sintió la suave caricia de la brisa a través de la ventana abierta, mientras Alex, con gentileza, le ofreció su mano para un baile improvisado en medio de la sala. Sus cuerpos se movían al compás de la música, rozándose sutilmente en cada paso, creando una conexión que trascendía las palabras. El aroma de las velas perfumadas llenaba la estancia, envolviéndolos en una fragancia embriagadora. Alex acercó su rostro al cuello de Sofía, susurrándole al oído palabras que eran más suspiros que sonidos. Sofía sintió un cosquilleo en su piel, una sensación eléctrica que recorría su cuerpo. Mientras bailaban, sus manos se encontraron en un juego suave de caricias. Cada contacto era una promesa, cada mirada, un deseo compartido. No necesitaban palabras para expresar lo que sus corazones ya sabían. La tensión en el aire se volvía palpable, como una melodía que alcanzaba su punto culminante. La noche avanzaba, y con cada momento compartido, el deseo crecía. Sin prisas, sin palabras vulgares, se dejaron llevar por la sensualidad del momento, explorando un terreno prohibido pero irresistible.

 

 

Entre susurros nocturnos y miradas furtivas, Laura y David se encontraban en un café acogedor. El aroma del café se mezclaba con la electricidad entre ellos. Con cada risa compartida, sus corazones latían al unísono. El roce accidental de sus manos encendía un fuego interior. La complicidad se tejía en sus palabras, mientras el deseo crecía con cada segundo compartido. En medio de la penumbra, se encontraron en un beso apasionado que selló el comienzo de un amor intenso y una pasión inquebrantable.

 

 

 

 

Había una vez una mujer llamada Elena, una apasionada artista jubilada que había viajado por todo el mundo con su marido, Andrés. Después de 40 años de matrimonio, decidieron revivir la chispa de su juventud y emprender una segunda luna de miel en una pequeña villa en la costa mediterránea. Durante su estancia, el aire fresco del mar y la belleza escénica rejuvenecieron su amor, recordándoles las razones por las cuales se habían enamorado en primer lugar. Paseaban por las playas, se sumergían en la cultura local y disfrutaban de cada momento juntos, como si el tiempo se hubiera detenido. Sin embargo, a medida que pasaban los años, Elena comenzó a sentirse desconectada de Andrés. Sus intereses y pasiones habían evolucionado, pero la rutina diaria parecía inmutable. La llegada de un nuevo vecino, Alejandro, un joven escritor que se había mudado recientemente a la casa contigua, trajo consigo una energía fresca y una perspectiva diferente. Alejandro y Elena compartían conversaciones estimulantes sobre arte, literatura y viajes. Pronto, estas interacciones se convirtieron en una amistad profunda, desafiando la monotonía que Elena sentía en su matrimonio. Con el tiempo, esta amistad cruzó límites y se convirtió en un romance secreto. Elena se debatía entre la culpa por sus sentimientos encontrados y la emoción de una nueva conexión. Intentó suprimir sus sentimientos, pero la atracción hacia Alejandro era abrumadora. La pasión que creía haber perdido tiempo atrás había resurgido en su vida. Sin embargo, los secretos rara vez permanecen enterrados para siempre. Un día, Andrés descubrió unas cartas que revelaban la relación entre Elena y Alejandro. El dolor y la sorpresa se reflejaron en su rostro al confrontar a su esposa. La traición destrozó el corazón de Andrés, quien nunca había imaginado que su vida de ensueño pudiera desmoronarse de esa manera. Elena se enfrentó a sus propios demonios internos, luchando con el remordimiento y el dolor de haber lastimado a la persona que tanto amaba. Reconoció sus errores y se enfrentó a las consecuencias, aunque sabía que reparar el daño sería una tarea ardua, si es que alguna vez fuera posible. La historia de Elena es un recordatorio de cómo los cambios en la vida pueden despertar deseos y necesidades nuevos, pero también de cómo la honestidad y la comunicación son fundamentales en cualquier relación. A veces, las decisiones impulsivas pueden tener consecuencias duraderas en las vidas de quienes amamos. 

 

 

 

 

 

En la pequeña ciudad de Forks, la vida tranquila de Bella Swan cambió drásticamente al mudarse con su padre. En la escuela, se encontró con el misterioso Edward Cullen, un joven de belleza indescriptible y secretos oscuros. A medida que se conocían, Bella descubría que Edward era un vampiro, aunque no uno convencional. A pesar de los peligros, una conexión profunda floreció entre ellos. Sus vidas se entrelazaron en un torbellino de emociones mientras enfrentaban desafíos sobrenaturales y prejuicios. La familia Cullen, con su peculiar dieta vegetariana de sangre animal, intentaba proteger a Bella de fuerzas externas. Sin embargo, el amor entre Bella y Edward prevaleció, enfrentando pruebas como el clan de vampiros rivales y la irresistible atracción hacia la sangre humana. La saga "Crepúsculo" de Stephenie Meyer narró la épica historia de amor entre Bella y Edward, explorando el sacrificio, la inmortalidad y la eternidad de un amor que desafió las barreras entre la vida y la muerte. La serie cautivó a millones de lectores con su combinación de romance sobrenatural y emociones intensas.

mi pelicula fav!!!

 

       

 

 

 

 

 

 

 

 

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