Edad18 años
Talla165 cm - 65 in
Peso84 kg - 185 lbs
Color de cabelloCabello castaños
Largo de cabelloSemi-largo
Color de los ojosAzules
Medidas113-112-120 cm - 44-44-47 in
BustoTetas Medianas
Preferencia sexualbisexual
sexoMujer
Apariencia del sexoRecortadas
Tipo de cuerpoMujer voluptuosa
Grupo étnicoLatina
Lo que me excitasex
No me excitarudeness
Posición preferidaall
Idioma(s) hablado(s)FrancésInglésItaliano
FantasíasI am attracted to bondage, lesbian threesomes and threesomes with a man and a woman. I like to experiment with both sexes in the sexual sphere and I am willing to do it anywhere. I feel open sexually and would like to try different elements such as ropes,

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At first I am usually shy, but I enjoy being submissive in a sensual and sweet way to provoke pleasure. Although I rarely like to take control, I also enjoy feeling dominated at certain times. I am attracted to both men and women, both sexes awaken the same sexual attraction in me.

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Aquí vamos a pode compartir sus fantasías a relatos mas cachondos

¡LOS ESPERO!

Desde hace varios días venía con la idea de hacerme un tattoo, estaba antojada de uno, quería saber cuál es la sensación cuando esa aguja fija la tinta. Ya llevaba varios intentos de concretar la cita con Carlos, el tatuador, pero siempre sucedía algo y no lograbamos; hoy finalmente se concretó, aunque por poco la cancelo de nuevo porque no me sentía segura de hacerlo y mi cabeza se nublo con pensamientos sobre lo que pensarían los demás, si iba a sentir dolor, si teniéndolo hecho ya no me fuese a gustar… Por ello, la cita la tenía a la 1pm y terminé llendo a las 2pm cuando finalmente decidí dejar a un lado esos pensamientos. Cuando llegué, Carlos me estaba esperando; lo saludé y entramos a su estudio, una habitación pequeña, entré un poco torpe y disimulando mis nervios viendo el celular. Él me preguntó que cómo iba todo, por mi hermano, me pidió que le mostrara qué era lo que quería hacerme y yo le pregunté que dónde quedaría mejor diciendo varias opciones en el brazo; él tomó mi mano y me dijo que quedaría bien cerca a la muñeca y se quedó acariciando esa zona, yo me puse un poco nerviosa y retiré la mano (resulta que yo le gusto a él y me está cayendo… Él me llama un poco la atención pero me raya un poco la cabeza que el sea amigo de mi hermano y la edad). Luego de eso, él se dispuso a organizar todo, fue a comprar unos guantes y luego regresó a hacer el dibujo guía en mi muñeca, para eso se sentó y me pidió que me quedara de pie de espaldas frente a él; me sentía nerviosa porque por mi mente pasaban cosas subidas de tono al estar así con él. Después pasamos a la silla y el empezó a hacer el tattoo, siempre nos demoramos un poco pero no me dolió tanto como pensaba y me gustó el resultado. Al terminar él me preguntó que iba a hacer, en ese momento llegó otra muchacha y yo aproveché para evadir la pregunta. Él entró a la casa y yo me quedé esperando para pagarle, mientras esperaba estaba hablando por chat con mis amigos sobre el viaje y el lugar dónde vivir. Mientras estaba allá afuera apareció en el techo de la casa de al lado Nirvana, la gata de Carlos, me puse a jugar con ella y Carlos llegó con café y volvió a entrar; yo me quedé afuera con la gata tomándome el café. Luego salió el de nuevo y me dijo que subieramos a su cuarto, yo acepté algo tímida. Entramos y me dijo que me sentará, yo me hice en su cama y el se sentó en una mesa de dibujo, nos pusimos a hablar sobre las elecciones, cómo había celebrado, luego el se levantó de ahí y se dirigió al escritorio que estaba tras de mí a armar un porro, yo estaba viendo en mi cel apartamentos y ahí el me preguntó que cuando íbamos por una cerveza… Yo solo sonreí. El se sentó a mi lado y me mostró un vídeo chistoso de gaticos y fotos de los últimos murales que había pintado… En ese momento yo empecé a prestarle más atención y a conversar más, todo fluía bien hasta que alguien intentó entrar al cuarto pero estaba con seguro (no me di cuenta en qué momento el cerró la puerta) él se levantó abrió, la chica sacó algo y él volvió a cerrar pero está vez sin tranca. Seguimos hablando y yo quería empezar a copiarle pero mi timidez me ganó y luego llegó un amigo de él, entonces yo me despedí y me fui. Me gustaría enredarme con él, dejar a un lado esta timidez y lanzarme a ver qué pasa… Ojalá nos podamos dar al menos un beso antes de mi viaje. 

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Mi esposo me folla dentro del auto

Volteé a mirarlo porque se me hacía muy extraño que estuviera tan callado. Él estaba manejando y la ventanilla abierta le volaba su cabello castaño. Viajábamos por una carretera desolada, en completa oscuridad y con puro árbol a nuestro alrededor. De pronto, me miró, sonrió y pasó su mano izquierda sobre el mi pierna desnuda. Veníamos de una fiesta y yo me había puesto un vestido corto. —¿Sabes qué llevo queriendo desde hace un tiempo? — me preguntó y yo le respondí que no. Cómo sería follarte en la parte trasera del auto. Le sonreí. —No me lo habías propuesto. De pronto, dio el volantazo y se metió entre los árboles y arbustos. Se dio la vuelta y tras quitarse el cinturón de seguridad comenzó a acariciarme con fuerza la cintura. Me volvía loca cada vez que se portaba agresivo, y es que a mí me encanta que me peguen, insulten y escupan mientras me la están metiendo hasta el fondo. Para mi suerte, hizo todo eso sin que yo se lo pidiera. Mientras me besaba el cuello y apretaba el escote de mis chichis con fuerza yo sentía como la vagina se me iba humedeciendo. No soporté más y comencé a abrir mis piernas, quería que él metiera su mano y me metiera los dedos, pero el maldito solo se dedicó a llenarme el cuello de saliva y apretarse una chichi. Finalmente me agarró del cabello y me dio una cachetada que sonó fuerte. Sin decirme nada, abrió la puerta, rodeó el frente del auto y abrió mi portezuela para bajarme. Me llevó a la parte trasera y me hizo meterme. —Quiero saber qué tan mojada estás, vamos, abre las piernas. Me bajó la tanga de un tirón y subió mi vestido. Cuando uno de sus dedos entró en mí, salió empapado. Lo vi quitarse el cinturón y desabotonarse los pantalones. Su verga estaba durísima, se le remarcaban las venas y la punta ya tenía gotitas blancas. Se masturbó y dijo: —Quieres que te llene el bollo de leche, ¿verdad? Eso te gusta, pinche puta. Se puso encima de mí y mientras me agarraba con fuerza del cabello, me la metió duro. Grité y me quejé mientras me la metía y me la sacaba, una y otra vez mientras el roce mojado de nuestros flujos sonaba. Abrí las piernas lo más que pude, atoré uno de mis tobillos en el asiento de enfrente y le pedí más. Le pedí que me pegara y que me siguiera llamando puta. Incluso, en el momento en el que escribo esto siento cómo me humedezco. Saqué la lengua y él me sonrió. —Pinche puta, te encanta que te meta la verga —me dijo y aquello me erizó la piel. Comenzó a darme más duró, apoyó su peso sobre el asiento, con sus brazos a los costados de mi cabeza y entró y salió con una fuerza y una rapidez que me hizo gritar. Cuando se corrió, todo su semen me llenó y entre gemidos su cuerpo cayó sobre el mío. —¿Estás bien? —me preguntó, y mientras me abrazaba, supe que su ternura normal había regresado. Sabía que después de vestirnos nos iríamos a casa y él prepararía la cena.

 

 

 

Juan y mi novio se alejaron de los invitados a la parte de atrás de la casa, y se sentaron a platicar en las jardineras, cuando los vi de inmediato me fui a sentar a un lado de Juan, preguntándole: -cómo te la estás pasando? -Bien gracias y tú Jenny, ¿cómo estás? -me contestó Juan. En ese instante mi novio se levantó y dijo: -traeré una ronda de cervezas, te encargo mucho Jenny. Me volteo a ver y sonrió conmigo. Me dijo: -te ves muy hermosa... A lo que le respondí: -Gracias me arreglé para ti corazón. Conforme transcurrió la noche, empezaron a poner música de reguetón para bailar y mi novio traía más cervezas y empecé a bailar enfrente de ellos, en esos momentos mi tanga estaba empapada, solo quería llamar la atención de mi macho, con el aroma de mi intimidad. Mis movimientos eran más sensuales y provocativos, cuando les di la espalda procuré que mi trasero quedara enfrente de la cara de Juan, mis leggins dejaban ver mis nalgas y el hilito rojo de mi tanga. Y para que no se viera tan obvio le baile también enfrente de mi novio. -que rico bailas mi amor -dijo mi novio. No le dije nada solo me limite a seguir bailando y a mover mis caderas con más frenesí, al ritmo del reguetón, en eso sentí una caricia fuerte en mi nalga derecha, al voltear a ver era la mano de Juan, quien arrebatado por la excitación ya no pudo más y me acarició. De inmediato le tomé la mano y me puse nuevamente, enfrente de él. Mi novio nos hizo señas de que iba por otra ronda de cervezas, a lo cual, Juan solo se limitó a decir que si, con la cabeza, yo llena de pasión no le respondí estaba concentrada en la letra de la canción. Antes de que acabara la canción volví a ver ponerle mis nalgas enfrente de su carita esta vez me empine un poco más y mis movimientos eran más eróticos y sensuales, ahora si mis nalgas quedaban a su disposición, en eso recargue mis manos en sus rodillas y le abrí las piernas le restregué mis nalgas en su virilidad, cuando sentí él estaba muy duro eran todas para el solito.

 

 

 

Permíteme abrir las puertas de mi imaginación y compartir contigo mis fantasías más íntimas y ardientes. Soy una mujer de buena apariencia, con curvas que invitan al deseo y una mirada que hipnotiza. En mis sueños más salvajes, me encuentro en un lugar apartado, rodeada por la naturaleza en su máxima expresión. El viento acaricia mi piel desnuda mientras me adentro en un juego de seducción sin límites. Mis manos exploran cada centímetro de mi cuerpo, desatando pasiones ocultas y deseos incontrolables. Sueño con ser sorprendida por un amante apasionado, alguien que despierte mis sentidos con sus caricias y susurros al oído. Juntos nos sumergimos en un baile erótico, entregándonos al placer sin reservas ni inhibiciones. Imagino encuentros furtivos en lugares prohibidos, donde el riesgo se mezcla con la excitación y el deseo se desborda en cada mirada y cada suspiro. Nos entregamos al calor del momento, explorando nuevas fronteras de placer y satisfaciendo cada uno de nuestros deseos más profundos. Mis fantasías son mi refugio secreto, donde puedo ser quien desee ser y explorar los límites de mi pasión sin restricciones. En cada sueño, encuentro un escape del mundo real y una conexión íntima con mis deseos más íntimos. 

 

Al conocerlo me pareció hasta feo y horrible físicamente hablando. Poco a poco fuimos ganando confianza, un hombre espectacular con una forma de ser única. Siempre terminábamos riéndonos a carcajadas. A pesar de que éramos maestros en ese programa realizábamos mucho trabajo administrativo. No sé porque cada vez ganaba mi confianza y lo comencé a ver con ternura. Cada día nos compenetrábamos más y más. Un día no sé porque comenzó a llamarme luego de horas laborales. Se ganó mi confianza y su sentido del humor me comenzó a gustar. Cuando conversaba conmigo y me hablaba me sentía bien mojada solo de escucharlo. Hasta que un día me confesó que estaba loco por mí al punto que terminamos en un motel. Wao cuando ese hombre apasionado me quitó la ropa y comenzó acariciarme me volví loca. Cuando vi su miembro me quería morir de lo grande y grueso que lo tenía. Hasta que me penetró. Sinceramente pensé que no me cabía de lo grande y grueso que lo tenía. Me concentré al nivel que cuando ese hombre siguió moviéndose dentro de mi sentí lo más rico de la tierra al nivel que se convirtió en un vicio. A cada rato nos escapábamos a un motel. Me ponía a gemir y a venirme al tal magnitud que el hombre también se envolvió conmigo. De hablarme me venía con fuerza. Me lo hacía tan rico, pero tan rico que cada ocasión se hacía más corto. El tiempo ha pasado y el destino nos separó por diversas cosas. Pero a cada momento me llama.

 

 

 

 

esto fue en diciembre para no hacérselos muy largo, yo tenía mucha ganas de coger porque tenía como 3 meses sin nada de sexo y como mi novio estuvo fueras pues me tenía que aguantar. El chiste es que cuando regreso le dije que cogiéramos y para eso él me dijo que un amigo de él tenía ganas de cogerme y le dije que lo pensaría que por el momento quería coger con el. Mi novio me dijo que fuéramos a su casa estaría solo y me preparé con un vestido cortito negro y una tanga de encaje roja. Ya estando en su casa cuando íbamos bajando las escaleras me agarró y me pego en la pared y nos empezamos a besar intensamente, luego sentí su pene bien duro y parado se lo empecé a agarrar luego bajamos a su cuarto y yo iba enfrente de él y me dijo “te tengo una sorpresa” y yo me quede nerviosa por un momento. Luego me abrazaron por atrás y empecé a sentir como me subía mi vestido, pero en ese momento yo pensaba que era mi novio hasta que escuché que mi novio le dice a su amigo “es tu momento cógela como nunca” y se me puso la piel chinita y a la vez me mojé demasiado. Me volteo su amigo y me empezó a besar luego me acostó y me dijo “disfruta”. Yo volví a ver a mi novio y le dije “estás seguro mi amor” y él dijo “si”. Ya después su amigo me dijo: Su amigo: esas nalgas necesitan unas cogidotas de otro pene bien rico Yo: dámelas que esperas Su amigo: empínate Me lo empezó a meter tan rico que yo soltaba unos gemidos muy duros y cada vez me daba más y más duro. Ya después le dije que le quería dar unos sentones y le empecé a brincar. Ya después de un rato le dije “ya me voy a venir ya no aguanto” y su amigo me dijo “yo igual “y sin avisarme me aventó toda su leche adentro y cuando lo saco se me empezó a escurrir.

 

 

 Estaba inmensamente feliz, habíamos alquilado un auto y ahora nos dirigíamos a una playa especial en donde se pudiera hacer topless sin incomodar a otros. Y es que desde hace un tiempo había pensado intentarlo. Mis senos son hermosos, grandes, redondos, de pezón rosita y mi piel es blanca. Kev había estado de acuerdo, y me comentó lo mucho que le excitaría ver cómo las personas, y en especial los hombres, se quedarían mirándome. Aquel día viajábamos por una carretera desolada, yo llevaba puesto un delgado vestidito floreado, no llevaba sostén y solo me había puesto una minúscula tanga roja de hilo. Llevaba el cabello suelto y me hallaba mirando por la ventanilla abierta cuando escuché que Kev se reía bajito. —¿Qué pasa? —me sonreí con él. —Estoy a punto de hacerte una travesura, amor. Me quedé sin habla, solo viendo cómo hurgaba en su pantalón y extraía una delgada pluma color rojo y blanco. —¿De dónde sacaste eso? —La recogí del suelo cuando las cotorras bajaron a comer semillas en el hotel. Los colores eran maravillosos, pero de pronto, agarró esa misma pluma y me hizo cosquillas con ella en la nariz. Aquello me hizo estornudar con tanta fuerza que me descoloqué un par de segundos. —¿Qué carajos te pasa, tío? ¿Te has vuelto loco? Kev siguió sonriendo, esta vez con las dos manos puestas en el volante y su mirada en la carretera. —Conozco muy bien tu cuerpo, Sarah, y sé cómo reacciona ante los estímulos. —Insisto con lo mismo; ¿te has vuelto loco? Pero entonces comprendí a lo que se refería. Con la fuerza del estornudo, mis pezones se habían endurecido tanto que quedaban totalmente visibles sobre la delgada tela del vestido. El simple hecho de rosarlos, me provocaba una sacudida deliciosa que me comenzó a mojar el coño. Kev volvió a reírse y de inmediato dio el volantazo para salir de la carretera e internarnos en una agrupación de árboles y arbustos. Una vez bien escondidos para que nadie que pasara sobre la carretera pudiera vernos, Kev se quitó el cinturón de seguridad y después me quitó el mío. Comenzó a tocarme por encima de la tela, primero mis piernas, mis muslos, la cintura y finalmente los senos. Cuando pasó sus dedos sobre la dureza de mi pezón no pude reprimir un quejido de placer y él me volvió a sonreír. Continuó desatándome el nudo de los tirantes que sostenían las copas del vestido, y cuando por fin pudo quitarlo, me bajó la prenda y mis enormes senos quedaron expuestos. Sentí el aire cálido y húmedo sobre mi piel y sentí una palpitación más sobre mi coñito que ya estaba húmedo. Kev se quitó la playera azul que llevaba puesta, pero sobre su bermuda pude ver perfectamente el enorme bulto que seguramente estaba tan caliente como yo. No dijo nada, salió del auto y lo rodeó por el frente hasta abrir mi puertezuela. Me hizo bajar, y una vez fuera, me quitó el vestido y mis nalgas con el hilito de la tanga metidas entre ellas quedaron totalmente expuestas. Al principio aquella acción me hizo sentir pena, pero de inmediato una oleada de excitación consiguió remplazarla. Kev me miró un par de segundos, seguramente buscando algún vestigio de arrepentimiento, furia o miedo para detenerse, pero al no encontrarlo, me sujetó de la cintura y me recargó en el costado del auto. —¿Te gusta que te vean desnuda, verdad putita? —él sabía lo cachonda que me ponían sus insultos—. Vamos mami, muéstrame ese coñito rosa. Pasó sus dedos largos sobre el hilito de mis nalgas y comenzó a retirarlo poco a poco hasta que finalmente estuvo fuera. Pero no se detuvo ahí, tiró de la parte delantera de la tanga y toda la tela se me metió entre mis labios vaginales. El orgasmo estaba a punto de consumirme. Finalmente me la quitó y mi coño perfectamente depilado sintió la brisa caliente. Sabiendo que sus bermudas quedaban por encima de sus rodillas, no le importó arrodillarse y montar mis piernas sobre sus hombros, a manera de que mi vagina quedara frente a su rostro. Comenzó a lamerme toda la piel; los labios y mi monte. —Qué rica estás —dijo y volvió a lamberme—. Hinchadito como me gusta. Todo rosita y suave. Su lengua se introdujo dentro de mi orificio y comenzó a moverse dentro de mí. Tan rico que me agarré mi propio cabello y comencé a gemir. Él entraba y salía, chupando y lambiendo toda mi parte carnosa. ¡Qué delicia! Su lengua se detenía en mi clítoris y pulsaba hacia arriba y hacia abajo, moviéndola y enloqueciéndome más y más. —¿Te gusta? —me preguntó. —Sí papi, qué rico. No pares, ¡Aaah! ¡Qué rico! —Qué zorrita te estás poniendo, una zorrita muy caliente. Mis gemidos aumentaron su fuerza, mis manos no podían estar quietas y en un momento le ayudé, moviendo mi campanita y entrando en mi hoyito junto con su lengua. Las manos de él apretaban mis nalgas y uno de sus dedos le estaba dando vueltas a mi ano. Delicioso. Moría de ganas por ver qué tan parada tenía la verga. Seguramente estaba riquísima, y esas bolas que adoraba cuando me las ponía en la cara. Finalmente el estremecimiento me alcanzó, mi flujo salió disparado a él y Kev se lo bebió hasta la última gota. Qué bueno que se había quitado la playera, de lo contrario habría quedado totalmente empapada. —Ahora es mi turno, vamos hermosa, abre esas piernitas. Con trabajos conseguí ponerme de pie, las piernas me temblaban y sentía cómo la temperatura volví a llenarme el cuerpo. Kev abrió la puerta del copiloto y me ayudó a sentarme. Abrí mis piernas y mi coñito todavía palpitando y todo rosita quedó ante su mirada hambrienta. Comenzó a desabotonarse la bermuda y después se bajó el bóxer. Dios, estaba buenísimo, gordita y sin un solo vello que le estorbara. La puntita rosa y carnosa se acercó a mi entrada y comenzó a jugar con mis labios. —¿La quieres toda? —Sí, toda. Poco a poco fue metiéndose hasta que sus huevos tocaron mi trasero. —Dios, qué grande la tienes. Él me sonrió y sus mejillas se pusieron rojas. Me agarró de la cintura y se ayudó de mi cuerpo para envestirme. Me estaba dando con una fuerza que seguido me arrancaba fuertes gemidos y me hacía poner los ojitos en blanco. Mi conchita rica se estaba llevando una buena tunda, y después le siguieron mis pezones que estaban cada vez más rojos y duros. Tomé la iniciativa de moverme, le dio un jugoso beso de lengua y mordida y me puse en cuatro sobre el sillón. Aquella postura le dio una perfecta vista de mi vagina, depilada y rosita, jugosa y carnosa lista para que me volviera a reventar. Sentí su peso sobre mí, su pequeña barriga sobre mis glúteos antes de que, con ambas manos, me diera varios azotes. Mi esposo comenzó a gruñir, poniéndome los cabellos de punta mientras me follaba y entraba todo en mi vagina de puta. Me moría de ganas por sentir su lechita escurrir sobre mis piernas, tomar un poco y llevármelo a la boca. Me encantaba comerme todo su semen y que un poco me lo untara en mi culito. —Que rica está tu conchita, amor. —Sigue, sigue, me gusta mucho. ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Aaah! ¡Me corro, me voy a correr! —Mírame, quiero que me mires cuando te corras —Kev estiró su mano y me agarró de la mejilla, viéndome y disfrutando tanto como yo. Y entonces un electrificante orgasmo nos inundó a los dos a la misma vez. Él se vació dentro de mí, sacó su verga y me untó el resto en mi anito que comenzó a chuparlo, pidiendo más y más. Los dos caímos exhaustos, totalmente rendidos. Me agaché hasta donde él estaba y le limpié la verga con la boca, bebiéndome hasta la última gota que le salió. Esperando ya un acto de cariño, me besó la frente y me sonrió. —Iré a recoger tu ropa del suelo y nos iremos. Si seguimos así nunca llegaremos a la playa y no podré tener esa hermosa y sensual vista de tus tetas. Qué hermoso fue nuestro viaje a Sorrento.

 

 

 

Como lo habíamos acordado nos preparamos ese día viernes y fuimos a un local nocturno, era un bar en donde luego de cierta hora se convertía en un local bailable. Yo fui con una ropa bastante liviana, un vestido corto, sin sostenes y con una pequeña tanga, nada vulgar pero muy insinuante, dejaba ver lo justo. Nos ubicamos en la barra del bar y ahí tomamos algunas cervezas y conversamos sobre lo que podría pasar esa noche, estábamos decididos y tranquilos, y cuando el local comenzó a cargarse de gente Carlos se ubicó en una mesa y me dejo sola en el bar para que los hombres se vayan acercando y ver si surgía algún buen candidato. Nos comunicábamos con la mirada, él me estaba cuidando y conversábamos de tanto en tanto por WhatsApp. Ya se pasó como una hora estando sola en la barra y solo llegue a cruzar un par de miradas con algunos muchachos, pero no paso de eso. Llegada la medianoche las luces se fueron apagando, el volumen de la música subió y comenzó la bailanta, entonces el ambiente ya estaba más propicio. Llegó la una de la madrugada y solo un par de chicos se me acercaron a tratar de conversar e intentar sacarme a bailar, con ambos charlé muy poco, no me llamaron la atención, bailé una canción con cada pero no hubo conexión con ninguno. Luego seguí unos juegos de miradas con algunos, pero no pasó nada. Ya cerca de las 3 de la madrugada noté a una pareja que me llamó la atención, él era un hombre de unos 30 años muy atractivo, contextura delgada, pero con un cuerpo notoriamente trabajado, piel clara y pelo castaño, barba bien marcada y una altura cercana a 1,80.

 

 

 Para mi gusto muy elegante ya que traía un estilo muy clásico, una camisa no ajustada pero que dejaba notar su físico trabajado, no era musculoso pero muy bien formado, un pantalón jeans que le marcaban sus atributos atléticos, un reloj de clásico y una pulsera color plata. Ella era muy parecida a mí, con la piel más clara que yo, pero con una cabellera rubia a gris, de corta altura como yo y con mis mismas características, piernas gruesas, nalgas grandes y poco busto. Llegué a cruzar mirada con ellos, pero no me hice ilusión ya que, aunque él me gustaba estaba acompañado y ella seguro que notó el cruce de miradas y yo no quería problemas. Conversamos por WhatsApp con Carlos y les hable de esa pareja y él también los había notado. Ya era tarde pero él me sugirió que esperemos un rato a ver qué pasaba a lo que en ese momento note que alguien se posiciono al lado mío y mirando mi copa de cerveza me pregunto si ya había las artesanales que ofrecen en este local, levante la mirada y note que era el muchacho que les comentaba, estaba solo, me sonrió y me pregunto si estaba sola, medio dubitativa le dije que si, pero que había notado que él estaba acompañado, me dijo que su acompañante había ido al sanitario y entonces el me tomo delicadamente del brazo y me dijo que le acompañe al lugar donde exhibían las cervezas artesanales y que le gustaría sugerirme una. Sin pensar deje que me guiara y le dije que aceptaría la sugerencia pero que sea rápido ya que su novia podría vernos y yo no quería problemas. El soltó una tímida carcajada y me dijo que no me preocupara, que se trataba de una prima que estaba de visita en la ciudad y que de hecho ya había pedido un Uber para irse y que él estaba buscando un buen motivo para quedarse ya que estaría sin compañía. Llegamos al exhibidor de cervezas y pidió una, me paso la copa y llega la chica, él la mira y le dice que el Uber ya estaba en la entrada y que él se quedaría con su nueva amiga, ella me sonríe, le da un beso al muchacho y se retira. Regresamos a la barra y entonces me dice: “me llamo Fernando, si me permites quisiera acompañarte por un rato”, me sentí más tranquila y le dije que si, que acepto su compañía, que me llamo Mikaela. Yo ya estaba un tantito borracha por la cantidad de cerveza que había tomado, él estaba tomando wiski pero se lo veía bastante sobrio, miro a Carlos que estaba en la mesa con su copa de vino que nos observaba. Rápidamente nos conectamos, charlamos de todo y nos reíamos, me conto que era divorciado y que se había casado muy joven y que su matrimonio duro poco y que tenía un hijo que vivía con la madre. Me pregunto porque yo estaba sola en ese lugar, ya que no era normal ver una chica de mi edad sola en un local como este, entonces quede dubitativa, no tenía preparada una respuesta para esta situación y me quede callada, entonces me pregunta si ese hombre que estaba sentado solo en una mesa y que no nos despegaba la mirada era mi amigo o algo mas ya que había notado que hace tiempo atrás lo vio conversando conmigo en la barra. Me quedé sin saber que decir, no sabía que explicación darle, pero debido al alcohol y la confianza que tomamos muy rápido solo se me ocurrió contarle la verdad, le dije que era mi novio y que estábamos disfrutando la noche por separado. Me pregunto si debía retirarse, que no quería causarme problemas, entonces no sé porque reaccione y le dije que no se preocupara, que tenía el permiso de mi novio para conocer a alguien más hoy. Me sonrió y me pregunto si éramos una pareja liberal. Tomé un trago de mi cerveza y le dije que no, pero que estábamos en plan de ser una pareja liberal y que hoy estábamos ahí en busca de una posibilidad. Entonces Fernando pide más cerveza para mí y me dice que él conocía ese mundo, que él tenía experiencia en eso, y que estaría encantado en formar parte de ese ingreso de mi novio y yo a ese mundo. Y que si le parecía él estaba dispuesto a que vayamos a compartir la mesa con él. Yo estaba sin saber cómo manejar la situación, pero debido a la bebida me deje llevar y acepte la propuesta y nos fuimos a la mesa de Carlos, al llegar tome a Carlos de su mano, lo puse de pie y los presente, ellos se saludaron muy amablemente y Carlos invito a Fernando a que se sentara, yo quede en medio de ellos. Fernando se disculpó con Carlos y le dijo que por favor no tomara mal el hecho que el este conversando conmigo, y Carlos actuaba con una normalidad única, dijo que estaba todo bien y rápidamente nos pusimos a conversar de cualquier cosa, corrían las bebidas y ya estábamos bien borrachos, ya la charla entre ellos fluía y yo ahí en el medio solo escuchando, entonces en un momento los detuve poniendo dos dedos en los labios de ambos y le dije a Carlos que yo ya le había contado a Fernando a que habíamos venido, y que Fernando es quien propuso que vengamos a la mesa, se miraron y entonces Carlos le dice a Fernando que era verdad y que podríamos conversar al respecto. Yo no sabía cómo manejar la situación entonces dije que iría al sanitario y que los dejaría un momento para que conversen. Me puse de pie con un poco de dificultad y me dirigí al sanitario, estaba ya un poco borracha, pero al estar sola me puse a pensar en lo que estaba pasando, estaba con mi novio y con un hombre que me estaba gustando, era una mezcla de sentimientos, ya estaba excitada con la situación. Estaba sentada en el inodoro y me imaginé la situación de estar en la cama con ambos, y sin darme cuenta ya me estaba masturbando, sentía como mi vagina se dilataba y se mojaba, tuve el orgasmo más rápido de mi vida en ese pequeño lugar. Rápidamente me recompuse y regresé a la mesa, ellos estaban charlando como si fueran viejos amigos. 

 

 

Tome mi lugar y entonces Fernando me pregunta si aceptaría bailar un par de canciones con él, yo inmediatamente miro a Carlos y el me asiente con la cabeza y me dice que vaya. Fernando me toma de la mano y me dirige a la pista donde ya había poca gente debido a la hora por lo que Carlos podía observarnos claramente, a esa altura sonaba unas cumbias clásicas que se bailan con el cuerpo pegado, Fernando no era un gran bailarín pero me tomo de la cintura mí me guio muy bien, en ese momento sentí el peso de la realidad, sentí como sus manos me tomaban firmemente la cintura, mi cuerpo estaba pegado al suyo, su perfume era pura seducción y en menos de dos minutos ya tenía mis ojos cerrados, disfrutaba ese cuerpo pegado al mío, sentía como sus manos bajaban mi cintura pero sin llegar a mis nalgas, mis piernas se fueron separando permitiendo que una de sus piernas se ubicaran en medio de las mías. Sentía como sus dedos que estaban entre mi cintura y mis nalgas dibujaban el diseño de mi ropa interior, y de repente noté lo más fuerte, pude sentir su erección contra mi pelvis, pude sentir su pene pegado a mi cuerpo y fue cundo sucedió lo que nunca sentí, un chorro caliente saliendo de mi vagina que mojo mi ropa interior y casi escurría por mis entrepiernas. En eso ya anunciaban el final de la fiesta y regresamos a la mesa, estábamos borrachos, pero en esa última charla Carlos me pregunta sí que me parecía Fernando, si era la persona que buscábamos, entonces yo ya en esa mezcla de borrachera, excitación y descontrol le dije que Fernando me caía muy bien. Entonces Carlos me dice que ya había conversado con Fernando, que ahora sería imposible hacer algo porque ya era casi de día, que ya no había tiempo pero que Fernando había invitado a ir a su casa el próximo domingo a pasar el día, que vivía solo y tenía espacio, privacidad y una piscina. Yo acepte rápidamente y entonces Carlos le dice a Fernando que ya estaba el acuerdo de ambos. Entonces Fernando ofrece a que tomemos su número de teléfono y que vayamos a conversar y que si luego de conversar estando sobrios le avisemos para que el prepare la cita en su casa. Carlos me dice que había entregado su celular al mesero para que le cargue la batería, que yo anotara el número de Fernando para contactar con él en la semana para concretar todo. Pedimos una ronda más de bebidas y luego nos dispusimos a retirarnos. Fernando ya estaba solicitando un Uber y entonces le dije a Carlos que también solicitáramos Uber ya que ambos estábamos muy borrachos y además habíamos dejado el auto aparcado en un shopping a dos cuadras de donde estábamos. Carlos como siempre dijo que él iba conducir, pero pidió a Fernando que nos lleve en el Uber hasta donde estaba aparcado nuestro automóvil, entonces nos dirigimos a la salida del local, Carlos ya estaba totalmente borracho y se apoyaba en nosotros, subimos al Uber y fuimos al aparcadero del shopping, cuando llegamos Carlos ya estaba casi dormido, pedimos al conductor que nos llevara hasta nuestro automóvil, llegamos y estacionamos alado de nuestro auto, Carlos ya ni se podía parar, le pedí las llaves y abrí la puerta de copiloto y lo subimos, lo acomodamos y me dispuse a conducir. Fernando me dijo que nos acompañaría con el Uber para asegurar que vayamos bien, me pareció bien y cuando salía del aparcadero Carlos me dice que se había olvidado pedir al mesero su celular que había dejado cargando en el bar y entonces fuimos hasta el local para recuperar su celular, Fernando nos seguía en el Uber, al llegar baje del auto y Fernando me pregunto qué pasaba y le comenté lo del celular de Carlos. El local ya estaba cerrado entonces Fernando me dijo que podríamos entrada por la entrada posterior, el me acompaño y fuimos por el angosto callejón del costado. Eran como 30 metros de un pasillo obscuro y entonces él me toma de la cintura para sostenerme y de la nada mi cabeza se apoya en su hombro, él se detiene y me pregunta si estoy bien, le dije que si pero que estaba mareada, él se detiene y se para frente mío, apoye mi cabeza en su pecho y mis piernas se desvanecieron, el me tomo de la cintura para que no caiga, y en ese momento sentí nuevamente su erección contra mi cuerpo, eso hizo que retomara mi compostura y entonces él me dice que noto que sentí su erección y que lo disculpara ya que él estaba muy excitado y que no era su intención apoyarse así. Yo solo sonreí y le dije que no había problema y que en verdad yo sabía lo que era esa cosa dura y no sé porque lleve mi mano y agarre su pene y lo apreté con las manos. Me dijo que me sentara en una barra que había en ese pasillo y que el iría a traer el celular de Carlos. Quedé ahí sentada, estaba borracha y excitada, él se marchó y entonces sentí algo caliente entre mis piernas, entonces al poner mi mano sobre mi vagina sentí mi ropa interior empapada, casi goteando, y en ese descontrol comencé a masturbarme, ahí en ese pasillo oscuro, y ya recordando ese pene erecto que acababa de tocar, y que notoriamente era bastante grande. 

 

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