I consider myself a young woman with a friendly personality, although I can be a little shy at times. However, despite this shyness, I am always willing to try new things and get out of my comfort zone in my daily life. I love exploring and experiencing different activities, even if there are people who don't understand my enthusiasm for them.
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Despedida Caliente
25 minutos antes de tener que ir al trabajo, me percaté de que debía salir del departamento si quería llegar a tiempo. Revisé mi bolso en busca de mis llaves y me volteé para buscar a Abigail. La encontré descansando en el sofá, aún vistiendo su pijama. Era de un tono rosa oscuro con flores de un tono más claro, y aunque el clima ya no era frío, estaba hecha de una tela afelpada. A veces pienso que la usa porque le da pena utilizar una más corta y adecuada para el clima, temiendo mostrar más piel.
A pesar de que hemos compartido momentos en los que hemos estado desnudos, todavía no hemos alcanzado la confianza suficiente para estar en ropa interior delante el uno al otro.
Estaba apurado porque se me estaba haciendo tarde, y ella no iba a salir de casa hoy, así que iba a pasar el día en casa. La observé detenidamente, radiante como siempre, con esa sonrisa que tanto me cautiva, con esos labios que me incitan a besarla. Me acerqué para darle un beso de despedida, pero mientras nuestros labios se encontraban, coloqué una mano en su entrepierna. Ella recibió mi caricia mordiendo ligeramente mi lengua, por lo que comencé a frotar suavemente mi palma sobre su sexo a través de su ropa. Nuestros labios se unieron en un beso apasionado que solo se interrumpió cuando nos faltó aire en los pulmones.
La encontré recostada, con los ojos cerrados, deleitándose con mis caricias mientras mi mano continuaba acariciando su zona íntima. Mi boca se dirigió hacia su pecho y se aferró a su pezón derecho al mismo tiempo que introducía mi mano entre su pijama y sus bragas. Estaba húmeda y lista, pude sentir la humedad a través de la tela y comencé a acariciarla nuevamente. Ahora solo la fina tela de sus bragas impedía el contacto directo de mi mano con su piel. Procedí con cautela, primero un dedo y luego otro, observando sus reacciones para saber dónde le gustaba que la tocara. Cuando sus piernas temblaban, le susurraba al oído mientras aún tenía su pecho en mi boca: "He acertado en el lugar adecuado". Ella simplemente sonreía y seguía disfrutando.
Mis dedos se movieron con mayor rapidez al compás de su respiración, experimentando una sensación sublime al percibir cómo temblaba al alcanzar el clímax. Fue una experiencia fantástica sentir su humedad empapando sus prendas íntimas, mientras que escuchar sus jadeos cerca de mi oído fue como presenciar un acto de pura magia. Todo parecía surrealista al llevarla al clímax de esa manera. Continué acariciándola de forma más pausada durante unos minutos adicionales, hasta que ella se levantó y comenzó a acariciar mi erección por encima del pantalón. Sin dudarlo, abrió la bragueta y liberó mi miembro para tomarlo en su mano y devolverme el favor.
Me encontraba emocionado y eyaculé en la palma de su mano tras unos minutos. Me limpié rápidamente y me apresuré a salir, consciente de que llegaría tarde a mi compromiso. Prometí que por la tarde, cuando regresara, retomaríamos lo que habíamos dejado pendiente.
Mis deseas a la distancia
En las noches más cálidas, cuando el frío se hace presente, tu recuerdo se desliza en mi mente como un torbellino de pasión. Cada beso apasionado que compartimos parece revivir, encendiéndome con solo pensar en ellos. La intensidad de tus ojos, reflejando el deseo sin límites que compartíamos, me transporta a un lugar donde solo existíamos tú y yo, sin obstáculos ni barreras que nos detuvieran. Las visitas furtivas a tu oficina, los saludos matutinos o vespertinos que me llenaban de energía, los momentos desaprovechados que solo existían en mi mente...
Todo eso queda en el pasado. Ahora, mi preferencia es soñar despierta y imaginarte como el protagonista de historias que solo tú y yo conocemos. Cada vez que me sumerjo en un baño con agua tibia, me transporto a la sensación de aquel día en tu carro o a la pasión desbordante que compartimos en lugares secretos. No sé si volveremos a vivir esos momentos, pero deseo con todo mi ser que así sea. Anhelo que el miedo y el estrés no nos invadan, y que podamos disfrutar cada instante como si fuera el último, entregándonos por completo a la pasión que nos une. No me arrepiento de lo que hemos vivido, y si me preguntas si lo repetiría, la respuesta es un rotundo sí. Estoy a tu disposición, dispuesta a cumplir todos tus deseos, como la lámpara de Aladino. Estas son mis confesiones de medianoche, mis pensamientos se dirigen hacia ti en este preciso momento.
Completos Desconocidos
Habíamos estado chateando por internet durante las últimas semanas, después de hacer match en una aplicación de citas. Después de intercambiar algunas fotos y mensajes subidos de tono en las madrugadas, finalmente coincidimos en nuestro deseo de encontrarnos en persona. El sábado siguiente, cerca de la medianoche, recibí un mensaje de texto en mi celular anunciando la llegada del desconocido a mi departamento. Desde mi ventana en el tercer piso, pude verlo afuera, apoyado en el capó de su goltrend polarizado, fumando un cigarrillo mientras esperaba. Bajé rápidamente por las escaleras para encontrarme con él. Era moreno, de piel cálida, y mucho más alto que yo, posiblemente superando el metro ochenta. Su cabello corto y oscuro tenía un ligero rizo, y su rostro presentaba una nariz bonita y labios carnosos. Dejó de fumar al verme y llevaba una camiseta negra con un pequeño cocodrilo bordado en el pecho, junto con pantalones oscuros de corte recto. Aunque su expresión era seria, su rostro se iluminaba al sonreír al saludarme. Nos presentamos y nos saludamos con un beso en la mejilla.
Mi atuendo consistía en una camiseta de los Arctic Monkeys, combinada con una falda mini que resaltaba mis caderas y trasero, junto con unos botines negros a juego. Mis piernas lucían un poco pálidas, destacando algunos moretones y rasguños en mis rodillas, detalles que a algunos les resultan atractivos. Nos subimos al coche y dimos un paseo, manteniendo una conversación fluida sobre diversos intereses en común mientras él conducía. Era un placer charlar con un hombre tan encantador, compartíamos el mismo sentido del humor y encontraba su inteligencia y perspicacia muy atractivas. Los detalles del encuentro, aunque agradables, parecían casi triviales en comparación con lo que estaba por venir. Llegamos al embalse de la ciudad, un lugar tranquilo y solitario con amplios espacios verdes, donde se podía sentir la frescura del agua a lo lejos. La noche parecía perfecta, con la posibilidad de admirar las luces de la ciudad desde allí, creando un ambiente ideal. A mi lado, aquel hombre cuyo nombre...
Una semana muy romántica en un crucero
De Barcelona a Atenas de Crucero nos fuimos,
en biblioteca, piscina y salón de baile comparecimos.
En las veladas en cubierta observando el cielo estrellado,
estás muy hermosa con ese pareo y el pelo mojado.
Le echaste el ojo a una azafata mulata
De sus senos, glúteos y piernas te esforzaste en realizar una evaluación detallada. Sus ojos grandes y oscuros, junto con sus labios carnosos, te provocan un deseo intenso, Le lanzas una mirada insinuante para hacerle saber que estás interesado en tener un trío conmigo.
De madrugada no hay nadie en la popa,
quedamos sobre las dos, por esa zona, para darle estopa.
Marga, la azafata, nos llega con un bikini blanco,
Sonia, mi mujer, la recibe con un piquito y abrazándola por un flanco.
Mientras de pie, Sonia, la magrea y le da un beso sincero,
yo me siento en el suelo y a Marga le lamo el trasero.
Le succiono bien la almeja color café con labios rosados,
y tres piercings en forma de aro en su clítoris y raja, bien adosados.
Sonia le trabaja orejas, cuello, pezones y ombligo,
yo me centro en pantorrillas, muslos, ojete y almeja; sus caldos mendigo.
Ya le llega la flojera, el cuerpo se le estremece, le tiembla,
apoya sus cachas sobre mi cara y de caldos viscosos la siembra.
Me recuesto sobre una hamaca y la invito a montarme,
Marga se coloca sobre mí, mirando hacia Sonia y comienza a follarme.
Mi esposa no pierde un segundo en lamer almeja y chorizo,
chupetea y succiona con furia, parece estar bajo un hechizo.
Me corro, zumbando fuerte el chumino de Marga,
llenando sus entrañas de una buena descarga.
Me desacoplo y al poco, va saliendo mi lechada,
aquel bollo de chocolate regado de nata, mi mujer se lo zampa y queda encantada.
En aquella semana de Crucero Marga, Sonia y un servidor,
repetimos la historia, en muchos lugares, hasta en un vestidor.
Nos hicimos tan íntimos que un día ya en tierra,
Marga nos presentó a su mulato, que a mi esposa puso muy perra.
Mi amigo Sergio triunfó con el anuncio en la web y tuvo sexo virtual con una prometida
Yo creía que esto de los anuncios no valía para nada y menos para cuestiones de sexo, de concertar una cita para quedar con una chica y, de mutuo acuerdo, tener una sesión de sexo. Pero mi amigo Sergio me comentó un día su experiencia y mis ideas han cambiado al respecto. Él se anunció en una página web, una de relatos como esta. En vez de narrar su relato, puso un aviso. No lo recordaba con exactitud, pero algo así como "Hombre joven, sano y guapo dispuesto a dar placer sexual a mujeres vía chat y dispuesto a cualquier cosa que surja más". Una chorrada así. Dejó su dirección de correo electrónica y esperó. ¡Y le respondieron! Yo le comenté si no tenia miedo de que le mintieran, ya que en el chat puedes decir cualquier cosa que no sea ni por asomo real. Pero a él no le importaba. Decía que incluso no le hubiera importado que fuera algún tío para divertirse. Como él no veía nada, lo importante era follar a distancia. Pero encima tuvo suerte: el correo que le llegó era de una chica de 28 años que estaba prometida y que siempre había estado con el mismo chico. Decía que le quería mucho, pero que siempre había tenido la curiosidad de probar otras cosas y de ponerle los cuernos a su pareja. Que como no se veía con el valor suficiente como para hacerlo, la propuesta que había hecho Sergio en la página le había atraído. Decía llamarse Belén. Sergio la contestó y que le parecía bien, que le dijese cuándo podía para chatear. Ella volvió a contestar y quedaron para el miércoles por la noche, a las nueve, en un chat cualquiera y se dijeron sus nicks. Los dos fueron puntuales y, tras romper el hielo preguntándose qué tal las cosas, Sergio fue directo: - ¿Cómo eres, Belén? - Mido 1’72, estoy en muy buena forma, soy castaña, de pelo largo, bonito, ojos castaños, bastante guapa, me dicen, también me dicen que estoy bastante bien... - Sé más concreta. ¿Cómo son tus tetas? - Eres directo, me gusta... Pues bastante bien. No muy grandes, pero no son pequeñas. A mi prometido le gustan mucho. Talla 92. Y mis pezones son marrones, cuando me excito se me comprimen y se ponen duros, como mis tetas. ¿Y tú? - Yo mido 1’75, soy más bien delgado, no hago mucha gimnasia... Te podría decir lo contrario, pero paso. Pero ligo mucho gracias a mi cara, que me duele de lo guapa que es... - Ja, ja, ja... A ver, dime por qué. - Ojos grises, moreno, con unos rasgos latinos y muy machos, je je... - Y lo importante. Tu polla. - Caray, Belén, te creía más recatada, no te pega esa palabra en tu boquita bonita... Pues ahora al escucharte se me ha puesto más grande... - Mmm... En erección qué tal es? - No está mal. Unos 17 centímetros de largo y es bastante gorda. Y un capullo colorado muy jugoso... ¿Qué llevas puesto? - Unos pantalones grises, zapatos, medias negras y una camisa blanca. Normalita, acabo de llegar del trabajo. - Y debajo? - Unas bragas blancas de encaje, como el sujetador. Algo bonito para recibirte. Y tú? - Unos vaqueros, una camiseta negra y unos slips que ya no dan abasto. Oye, no me has hablado de tu coño. ¿Te depilas? - Antes más. Pero a mi novio le gusta ver pelambrera. - Pues a mí me gustan los coños rasurados, con una línea de pelo nada más. Así es más fácil comeros la almeja. - Me estoy metiendo un dedo dentro de la braga. Estoy muy caliente. - ¿Te has desabrochado los pantalones? - Si... Mmm... Me he imaginado tu lengua en mi vagina... - Quítate los pantalones ya. - Vale, pero tú también, quiero oír cómo caen al suelo. - Mira, ya están tirados. Tb las medias fuera. - Ya estoy solo con las bragas y la parte de arriba. Pienso en tu paquete. La tienes dura ya? - Sï, eres una puta y me has calentado. - Tengo ya dos dedos dentro y estoy gimiendo... - Quiero verte el sujetador. - Mira, me desabrocho los botones uno a uno. Ya está... Tengo una tira bajada. Si vieras qué duras las tengo... Se notan los pezones incluso. Quiero verte tu pecho... - Ya lo estás viendo. Sólo llevo puestos los calzones. Estoy bastante bronceado de ir a la piscina. Y tú? - Yo soy blanca como la leche. Se te ven los pelos de los cojones? - Tengo una mata de pelo debajo del ombligo. Me estoy acariciando la polla en tu honor, guarra. Está dura como una roca y muy mojada... - Yo tb estoy mojada. Y tengo tres dedos dentro. Quítate el slip, quiero vértela ya y chupártela. - Seguro que le haces unas buenas mamadas a tu novio, puta. Te veo el vicio en la boca... Mira, ya está mi aparato fuera. Estoy en bolas y tú sigues en ropa interior. Quítate el sostén y acaríciate las tetas. Haz las guarradas que tú sabes. - Me llevo las manos por detrás y lo desabrocho. Cae lentamente y mis pezones miran al techo. ¡Qué duras están! Nunca lo habían estado tanto. Mmm... Me estoy pellizcando los pezones y se me ha puesto la piel de gallina. Me gustaría que me los chuparas... - Te los mordería, zorra. Y tb te bajaría las bragas. Quiero verte y olerte el coño. - Están bajando por mis muslos. ¡Qué caliente y mojada estoy! Ahora me estoy chupando los dedos que me estaba metiendo en la vagina. Es delicioso su sabor. - Me muero por chupártelo yo. Te acariciaría los muslos por dentro y te metería un dedo en el clítoris, te lo masturbaría mientras te separo los labios superiores con la otra mano y busco con mi lengua endurecida más profundidad dentro de tus labios inferiores. Luego te lamería el clítoris mientras mis dedos te exploran profundamente. Me estaría bebiendo tus jugos. - Yo buscaría tu polla y haríamos un 69 de ensueño. Yo encima de ti, lamiendo la punta para hacerte sufrir. Luego dando lametazos a tu base, a tus huevos, me tragaría tus líquidos transparentes y por fin me metería tu glande en mi boca, rodeándolo con mi lengua lentamente. E iría tragando más y más polla hasta llegar al fondo, casi hasta tener alguna arcada. Y luego subiría y bajaría, sin dejarte de mortificar con la lengua... - Me estoy masturbando. - Te estás pajeando? - Siiii... - Yo tb. Me falta poco para llegar al orgasmo. - A mi tb. - ¡Espera! Para. Voy a buscar algo... - No tardes! - Tranquilo, lo tengo al lado. Es un vibrador. Necesito algo más grande que mi mano... - Sabe tu novio lo puta que eres? - El cree que soy una chica muy buena y modosita y hago lo que quiere. - Seguro que te aburres mucho... - A veces es demasiado lo mismo. Si me viera este vibrador que me estoy metiendo me echaría la bronca. - Métete un dedo en el culo, zorra. - Espera, me lo estoy chupando.... Imagino que eyaculas encima de mí. En el pelo, la boca, quiero probar tu semen. - ¿Todavía no se lo has probado a tu novio? - Dice que eso solo lo hacen las putas. - No te conoce el pobre... - Ya... Es un hipócrita. Puedo hacerle una mamada pero no tragarme su leche... Oye, he oído que a los tíos tb os da mucho placer meteros un dedo en el ojete... - ¿Te gustaría sodomizarme? - Te metería este vibrador en el culo. Ya tengo dos dedos en mi agujero negro, por cierto, y estoy en la gloria... - Que puta eres... Ya me he metido un dedo en el culo, pero no me hace mucha gracia... - Si yo te lo metiera si que te gustaría... - Todo lo que me haces me gusta. Voy a correrme... Métete el vibrador en el culo mientras te haces un dedo... - Me va a costar, pero va... Ah, ah, aaaah, ya está metiéndose. Noto que mi esfínter se dilata... Ya tengo la mitad. Estoy en una postura muy rara para poder escribir, con la espalda en el respaldo... - Lo tienes todo dentro? Diiiiii - Ya está, te gustaría ver mi culo con esta cosa dentro... - Me voy a correr, joder. - Yo ya me he corrido dos veces, dime cuándo vas a hacerlo porque me estoy matando con el dedo. - Ya, ya, el primer chorro ya ha caído. Otro, otro, otro, joder, cómo me has puesto, puta, ah, ah, ah.... - Aaaaahhhhhhh... Me tiemblan las piernas... Voy a ducharme, estoy sudando. Ha estado genial. - Esto habrá que repetirlo cuando estés casada. - ¿Te da morbo, verdad, cabrón? - Me gustaría decirle a tu novio que te he prostituido... - Me tengo que ir. Otro día follamos más. Quiero tener tu polla dentro de mí. - Y yo quiero meterte la lengua hasta la garganta mientras te tomo. - ¿Sabes que viajo mucho, Sergio? - Si te pasas por aquí, conozco un restaurante donde podríamos follar. Es de un amigo mío y arriba estaríamos tú y yo solos un buen rato. Me harías una mamada por debajo de la mesa y luego yo a ti. Tal vez te compartiría con Paco, ya que nos deja el sitio. Uno por delante y otro por detrás, como a ti te gusta. - Mmm... No sigas, que empiezo otra vez. Me haces sentirme como una guarra y lo peor es que me gusta mucho. No sabes las ganas que tengo de verte... Sergio no tenía más. Había guardado la conversación y dice que se estuvo masturbando con ella una semana. Cuando le preguntó si llegaron a verse, el cabrón no decía nada. O sea, que hubo algo. Al final me dijo que en un congreso vino para aquí y que le llamó. Quedaron y en ese restaurante él cumplió lo prometido. Me dijo que ella era más bonita de lo que había imaginado y que follaron como locos. Ella llevaba casada tres semanas, pero incluso se dejó penetrar sin condón por detrás. El morbo de hacer algo prohibido se impuso a su amor por su marido. Lo malo, decía Sergio, era que el marido se había abierto más y que ya no estaba tan necesitada. Pero cabía la posibilidad de hacer un trío. No era algo que le hiciera mucha gracia, pero un polvo es un polvo, aunque fuera con el marido delante...
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