Hello, sweetie! I am the woman that will make you smile and sigh in equal parts. I am outgoing and always looking for laughter and good company. My world revolves around techno music and the art of dancing with passion. I adore sensuality and fun, creating an environment in which your deepest desires come true. I immerse myself in the vibrant rhythms while we let the pleasure flow. Traveling is my passion and shopping is my weakness. Exploring new horizons and filling my life with experiences is what keeps me alive. Imagine sharing intimate moments while we chat and I show you my most daring acquisitions. Join me on this journey filled with laughter, passion, and memorable moments!
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Antes que nada le pido disculpa por esta osadía, pero la verdad, no aguantaba, tenía que decírselo de algún modo, se que solo puedo conformarme con mirarla, pero déjeme decirle que usted es la mujer más hermosa que he visto en mi vida Me dio un poco de risa la carta, aunque debo reconocer que elevó mucho mi ego. Seguramente se trataría de uno de los muchos jóvenes adolescentes que jugaban o se reunían a conversar en el barrio. Pasaron dos días, y nuevamente cerca de la misma hora, recibí otra nota en esta decía que me había visto pasar en mi auto y que mi pelo se veía espectacular. Que me veía muy bonita con los lentes sobre mi cabeza. Que cuando me bajé, él se quedó mirando cada movimiento mío hasta que entré a la casa& en fin, una serie de detalles, siempre alabándome Otro día, al salir, encontré una rosa roja en el parabrisas de mi auto, otro día una rosa en la cerradura de mi puerta La verdad no me molestaba, al contrario, me alegraba el día recibir una de sus notas o algunos de esos gestos que mi admirador tenía conmigo. Le comenté a mi marido respecto de este admirador secreto, como una anécdota simpática, y él lo tomó a mal, y me dijo que era mi culpa, que me vestía muy provocativa y que además como caminaba, que esos muchachos pajeros seguramente me miraban. Tuvimos una pequeña discusión respecto a eso, que tenía que fijarme en mi edad para vestirme así, que era una mujer decente etc. A las finales terminamos sin hablarnos y quedé bastante molesta. En el barrio donde vivimos hay muchos jóvenes de todas las edades y me daba cuenta como se quedaban callados cuando yo pasaba a comprar algo en el almacén de la esquina y murmuraban seguramente hablando de mi cuerpo, pero nunca me dijeron nada obsceno, ya que vivimos en un barrio de clase media alta. Cuando salía a comprar, pasaba por donde los muchachos jugaban a la pelota y los miraba, como tratando de averiguar cual sería mi admirador secreto. Muchos jugaban sin poler nota de agradecimiento, por lo que me senté en el dormitorio que daba a la calle, en el segundo piso, a escondidas tratando de descubrir quien era mi admirador secreto. Mientras veía televisión en esa pieza, vi como un muchacho miraba hacia mi casa. Cuando se cercioró de que nadie lo miraba, cruzó y arrojó un papel bajo la puerta, para luego salir corriendo.
Me sorprendí mucho al ver quien era mi Admirador secreto. Era el hijo de una vecina, se llamaba Alex. Era un joven muy apuesto, rubio, tez blanca, delgado, ojos verdes, calculo yo unos 18 años. Por lo general yo iba a la casa de esta vecina, junto con otras vecinas, a un curso de figuras de cera en frío. Justamente esa tarde, tenía que ir a ese curso. Al llegar a su casa, mi vecina me recibió como de costumbre y me hizo pasar. Vi como el joven bajó varias veces y buscaba algo en la cocina, para luego volver a subir a su cuarto. Yo sabía que él mantenía el jardín de su casa, por que más de alguna vez lo había visto cortando el pasto. Al terminar el curso, y salir con la vecina hasta la puerta, le mencioné lo bonito que estaba su jardín. Ella me dijo que su hijo Alex, le mantenía el jardín a si, que le gustaba hacerlo. Le dije a mi vecina, que le preguntara a su hijo si quería ganarse algunos pesos e ir a ver el patio de mi casa, que ya necesitaba un corte urgente y nuestro jardinero no aparecía. A ella le gustó la idea y dijo que le haría las consultas, pero que de seguro diría que si. Cuando llegué a mi casa, sonó el teléfono. Era mi vecina que me decía que a su hijo le había gustado mucho la idea, ya que como estaba de vacaciones, no tenía nada que hacer y se aburría. Concertamos la cita para el otro día en la tarde, después de almuerzo, donde yo me encontraba sola hasta el anochecer. Al otro día, en la tarde, llega Alex con sus herramientas. Lo saludé con un beso en la mejilla y lo hice pasar. Fuimos al patio y le di algunas indicaciones. Lo dejé trabajando y le dije que me daría una ducha de agua fría, por que el calor ya no lo aguantaba. Vi en todo momento como sus ojos no perdían pista de cada una de mis curvas. Entré a ducharme mientras lo hacía, me empecé a imaginar como sería estar con un joven de esa edad y sin darme cuenta, comencé a calentarme. Salí de la ducha, aún desnuda miro por la ventana, escondida tras las cortinas, cómo Alex ya se había puesto a trabajar. Estaba caliente y pensé en darme el gusto con ese muchacho. Si ponerme ropa interior, me puse un vestido corto amarillo, pero no ajustado. Mis pezones duros se translucían completamente y convertida en toda una hembra en celo, aún con mi pelo mojado, bajé al patio. Me acerqué a conversar con él. Noté en su rostro la sorpresa que se llevó al verme vestida así. Sus ojos no podían dejar de verme las tetas, por más que lo intentara. Me agaché en 90º a sacar una maleza delante de él. Sabía perfectamente que mi escote le dejaría ver el tamaño real de mis pechos y mis rosados pezones. Al levantarme pude ver la expresión de su rostro. Lo invité a que pasáramos a la casa a tomar un refresco. El me siguió mientras yo, delante de él, caminaba haciendo que mis nalgas se movieran de un lado a otro en forma insinuante. Le serví el vaso con refresco y serví otro para mi. Tomé uno de los hielos, y comencé a pasármelo por la cara y mi cuello, hablando del gran calor que hacía. Solté el hielo, el que fue a parar entre mis tetas. Era todo un espectáculo el que le estaba dando, de haber sido mayor, seguramente ya se habría dado de cual era mi intención. Si no le cuentas a nadie, te daré un regalo -¿Qué regalo? -¿Me lo prometes que no le dirás a nadie ni a tus amigos, ni a tu madre ni a nadie? -Si se lo prometo -¿Prometido eh? bueno, ahora cierra los ojos. El cerró los ojos y me acerqué y lo besé. El se sorprendió mucho con el beso y temeroso comenzó a correspondérmelo. Le tomé la mano y la puse en mi cintura. El chico no se atrevía ni a moverla ni un centímetro de donde yo la había dejado. -¿Te gustó tu regalo? -Ohhh si , me encantó -Lo deseabas -Mucho. -¿Y que mas deseas? -Nada más. -¿Nada mas? .. ¿Solo eso? ¿Tan fea soy? -No, no como puede decir eso, usted es hermosa? ¡Preciosa! -Entonces ¿qué más deseas? Seguramente él no podía creer lo que estaba viviendo y escuchando. Una mujer de 45 años, rubia y voluptuosa, dispuesta a cumplir todas sus fantasías -Ya pues, no te quedes callado, ¿qué más deseas? -No se que puedo pedir & esto es un sueño para mi -Bueno, hagamos una cosa, yo pido algo y tú me pides otra cosa a cambio -Bueno -Ven acompáñame Lo tomé de la mano y lo llevé al segundo piso. Le mostré el baño. Le dije que tomara una ducha, pero que no me cerrara la puerta con pestillo, para traerle toallas secas. El se me quedó mirando, con sus ojos muy abiertos sin decir nada. Salí del cuarto y solo junté la puerta. Al poco rato, sentí como el agua de la ducha corría. Esperé unos minutos, detrás de la puerta hasta que el agua se cerró.
En ese momento entré con las toallas. El corrió solo un poco las cortinas y estiró su mano para recibir las toallas. Yo las coloqué detrás mío y le dije que tenía que permitirme a mi secarlo. El se sonrió y no dijo nada. Me acerqué a la ducha y corrí, lentamente las cortinas. El se encontraba todo mojado, de pie, con las manos tapando su sexo. Le dije que se diera vuelta. Quedó delante de mis ojos su cuerpo desnudo. Una espalda ancha su cintura y un trasero exquisito, sin ningún pelo. Me acerqué a él y comencé a secarlo. Mis manos recorrieron toda su espalda hasta llegar a su trasero. Lo sequé suavemente y terminé con sus piernas. Le pedí que se diera vuelta y lo hizo, pero esta vez sin tapar su verga completamente erecta. Su rostro rojo de vergüenza. Seguramente era la primera mujer aparte de su madre que lo veía desnudo. Comencé a secarlo lentamente hasta tomarle esa hermosa y juvenil verga entre mis manos y secarla como se merece. Lo tomé de la mano y le hice salir. Entramos a mi habitación y desnudo como estaba, lo senté a los pies de la cama. -Cumplí mi deseo, ¿ahora que deseas tú? -¿Cualquier cosa? -Cualquier cosa,&.. lo que sea -Quiero verla desnuda a usted Me corrí unos pasos hacia atrás y desabrochando los tirantes de mi vestido, este cayó al piso, dejándome completamente desnuda ante sus ojos. Me sentía como una diosa, admirada y venerada por esos vírgenes ojos. Me di una vuelta lentamente, para que me admirara completamente Sus ojos estaban pegados en mi cuerpo, sus palabras se le enredaba. Me acerqué a él, lo tomé de la mano, lo hice levantarse y nos fundimos en un apasionado beso. Sentía su verga caliente en mi vientre. Le tomé las manos y las puse en mi culo. El como despertando me agarró las nalgas fuertemente y comenzó a besarme fuertemente. Le tomé su cara y la llevé a mis tetas, las que chupó desesperadamente. No pasó ni un minuto, cuando sentí un fuerte chorro de semen caliente en mi vientre mientras él se quejaba entre mi primera vez y me confesó que si. A cada rato le preguntaba si yo le gustaba y él me decía que era la mujer más hermosa de la tierra y cosas por el estilo. Le dije que perdería su virginidad conmigo. Le hice colocarse de espaldas y me coloqué sobre él. Le tomé su verga con mis manos y me la fui metiendo poco a poco. El cerró sus ojos y se dejó llevar. Le dije que me digiera que es lo que sentía: ? Es la cosa más rica que he hecho alguna vez en mi vida siento como le va entrando, por su cosita mojada mmmmmmm OH que rico se siente, jamás pensé que fuera así, Me senté sobre él con su verga introducida hasta el fondo de mí ser. El me miraba y gemía disfrutando. Me comencé a tocar las tetas, dándole un espectáculo completo. Pasándoselas por la cara y dejando que me las chupara. El no sabía que hacer, le faltaban manos me tomaba del culo, me tocaba las tetas& le dije que me avisara cuando fuera a acabar& para que acabáramos juntos y me dijo que ya casi no se aguantaba. Estar así quitándole la virginidad a ese joven muchacho, me tenía muy caliente& me comencé a masturbar con su verga dentro cuando siento que estaba a punto de alcanzar mi orgasmo ? ¡Ahora! dámelo ¡lléname la concha con tu semen caliente mi hijo!!!!!!!!!!! Casi al instante sentí una explosión de semen dentro de mi, mi sexo se llenó de una cantidad increíble de joven semen que comenzó a salir y a correr por mis piernas. Me bajé de él y quedé toda mojada. El con los ojos cerrados y una sonrisa de oreja a oreja quedó también rendido a mi lado. Esperé unos minutos, para recuperar el aire& le pregunté si le había gustado, y me dijo que le había fascinado. También nuevamente le hice prometer que esto nunca tendría que saberse y me dio su palabra de hombre. Descansamos desnudos en mi cama largos minutos. Le dije que era muy buen mozo y que era muy bueno en la cama, para levantarle su ego. Él cansado, aún me tocaba suavemente mis pechos y me decía lo hermosa que yo era. Me levanté y le dije que nos fuéramos a duchar. Entramos al baño, y nos enjabonamos mutuamente.
Sus manos no podía estar ningún segundo sin estar tocándome y eso me gustaba. Me dijo que lo mejor que le podía haber pasado en la vida, es haber perdido la virginidad con una mujer como yo y tenía razón. Volvimos a la cama me monté sobre él y le besé su pecho. Como una gata en celo, me fui restregando la cara por su pecho, bajando lentamente hasta tener su verga ante mis ojos. Ya con solo sentir mi cara bajando por su pecho, e imaginando lo que se venía, estaba nuevamente erecto. Era increíble que en tan poco tiempo se hubiese recuperado comencé lentamente a meterlo a mi boca, para posteriormente darle una mamada de toda una profesional. De su boca salían gemido una y otra vez, acariciándome el cabello. Si hay algo que me fascina es chupar una verga y esta estaba siendo atendida como se merecía, continué dándole grandes chupadas hasta que me dijo que no aguantaría mucho más. Le dije que no se contuviera, y continué chupándosela una y otra vez, esperando su descarga en cualquier momento. Un gran quejido me hizo saber como su semen venía subiendo por su verga y golosa, abrí mi boca al máximo. Un chorro de leche caliente inundó mi paladar. Sin pensarlo comencé a tragar ese elixir de placer disfrutando hasta la última gota, para continuar hasta dejarle su verga completamente limpia El volvió a chuparme por largo, largo rato, esforzándose por darme el mismo placer que yo le había dado. Llevábamos como dos horas seguidas haciendo el amor y ya, por la hora tendríamos que parar. Le dije que teníamos que parar, pero que quería que me la metiera por el culo y que acabara dentro de él. Me abrí las nalgas y sentí como me la trató de meter de un solo golpe, causándome un poco de dolor. Le pedí que me la metiera lentamente. Al poco rato sentí como sus centímetros de verga me invadían el culo. Le dije que no podíamos estar mucho rato a si, ya que era muy tarde? él me penetró como un animal una y otra vez, hasta que su verga entraba completamente en mi culo, dándome? le pedí que me llenara el culo con su semen? noté que el no quería acabar aún, que quería estar así más tiempo, pero le dije que si no terminaba, tendríamos que cortarlo. Así que me dijo que acabaría. Mientras me poseía por detrás, yo apoyada con la cara en la cama, me masturbaba mientras sentía como esa verga entraba y salía de mi culo. Siento por su respiración que estaba por acabar y aumento mis toqueteos para tratar de acabar al mismo tiempo en que el se descargara en mi. Sus fuertes movimientos, sus quejidos, me tenían loca. Siento acompañado de un gran gemido como su leche me inunda el culo, dejándome la verga metida hasta el fondo. Le pido que no me la saque y apretándosela con mis músculos anales, se la estrujo fuertemente mientras con mis dedos lograba alcanzar mi tercer orgasmo.
En el rincón del alma, donde el silencio habla, nace el amor propio, llama que no se apaga. Entre sombras y luces, descubre su esencia, un eco poderoso, una firme presencia. No esperes que el mundo te dé lo que mereces, siembra en tu jardín las flores que mereces. Eleva tu estima como el sol al amanecer, brillando con fuerza, sin perecer. En el espejo de la vida refleja tu valía, como un poema eterno que el viento no desvía. Ama la obra maestra que eres tú mismo, un lienzo perfecto, un universo sin abismo. No busques en otros lo que está en tu interior, el amor propio es el más puro esplendor. Quiérete con pasión, como a la flor la primavera, descubrirás que eres tu propia bandera. En el baile del tiempo, en la sinfonía del ser, descubre que amarte a ti mismo es renacer. Eleva tus alas, vuela alto y sin temor, porque en el amor propio, encuentras tu mejor fulgor.
En el jardín secreto de tu ser florece, un amor propio que el alma estremece. Como un sol radiante en el cielo interno, ilumina tu ser con un brillo eterno. No busques afuera lo que ya está en ti, la chispa divina que en tu esencia reside. Eres un poema que se escribe a sí mismo, un verso constante en el libro del egoísmo. Atrévete a amarte con intensidad, como el océano abraza a la inmensidad. En cada cicatriz, encuentra tu belleza, porque en el amor propio reside la fortaleza. No permitas que la sombra apague tu luz, sé el faro que guía, la calma que seduz. En la danza de la vida, sé tu mejor pareja, porque el amor propio es la más fiel consejera. Eleva tus palabras, que sean puentes de amor, construyendo un camino hacia tu propio ardor. En el eco de tu risa, descubre la melodía, porque amarte a ti mismo es la mayor poesía.
En el eco de tus pensamientos, encuentra la canción, donde el amor propio sea la dulce inspiración. No busques en el exterior lo que yace en tu interior, descubre en tus propios abrazos la mayor flor. Como un sol naciente, resplandece tu valía, en el universo de tu ser, eres la poesía. Las páginas del tiempo se escriben con amor propio, un capítulo eterno, un tesoro sin recíproco. Ama tus sombras tanto como tus luces, en el abrazo de la aceptación, hallarás cruces. Eres la historia que narras con cada latido, un poema completo, un ser infinito. No temas ser el héroe de tu propia trama, en el espejo del alma, encuentra tu llama. Eleva tus sueños como cometas al viento, porque en el amor propio, hallas el cimiento. Que tu amor propio sea un faro en la tormenta, una luz que guía, una fuerza que fermenta. En la danza de la vida, sé tu mejor pareja, porque en amarte a ti mismo, florece la cosecha.
En el vasto lienzo de la existencia, donde los días se entrelazan como hilos, se teje la epopeya de un ser que avanza, descubriendo en su interior nuevos brillos. En la travesía de la autoexploración, se revela el secreto de un amor inmenso, un canto silente, una resonante canción, que eleva el espíritu, como un incienso. Ama tus cicatrices, marcas de la historia, testigos silenciosos de tu propia gloria. No temas al espejo, abraza su reflejo, pues en cada rincón, hallarás tu complejo. Eres un poema, una sinfonía inacabada, cada verso, una huella en la senda trazada. Que tus palabras internas sean amables, como caricias suaves, como versos amigables. En el caleidoscopio de emociones y pensares, encuentra la paleta de colores que te defines. Eres un lienzo en blanco, un autor por descubrir, pinta con amor propio, deja que tus pinceles brillen. En la danza de la vida, sé tu propio ritmo, una melodía única en un vasto abismo. Ámate con la fuerza de mil soles ardientes, porque en el amor propio, encuentras tus fuertes. Descubre en la vulnerabilidad tu fortaleza, como un guerrero valiente que abraza su nobleza. Eleva tu autoestima como un estandarte alto, en el amor propio, descubres tu propio salto. Así, en el vasto teatro de tu existir, deja que el amor propio sea el protagonista. Un héroe que se abraza, que se entiende, un amor eterno, la más bella conquista.
Entre a un nuevo trabajo, siempre me conversaban de una tal Rosa, que era buena para el carrete, que gustaba de las fiestas, etc. Sin embargo yo no la conocía porque ella estaba fuera del trabajo por permiso médico, hasta que llegó el día en que retornó, nos presentamos, yo siempre muy cordial, muy caballeroso, pero con aquella sensación de que algún día iba a estar dentro de ella, nunca demostré nada, pero siempre tuve la curiosidad de que pasaría si pudiera poner en práctica todas las formas de amar que he ido adquiriendo por los años, fantaseaba mucho con poder hacerle de todo, que ella no tenga que mover ningún pelo, quería descubrir cual era el olor de su piel, cómo era la textura de sus pechos, realmente quería entrar en ella, tocar sus pies, lamer su entrepierna y pasar mi lengua por su ano. Todo esto pasaba por mi mente, por la parte de ella, se notaban las miradas, yo creo que por los comentarios que podrían hacer las otras "señoras" del trabajo siempre intentó que pasaran desapercibidas, haciéndome preguntas por temas de pega de manera desinteresada, pero acercándose lo suficiente para que aquella electricidad que hace que el corazón latiera con fuerza, que hace que tú sangre fluya y que por la anatomía, el pene se enanche a tal punto de llegar a una erección tímida pero que con el mínimo de estímulo llegue a su máximo vigor en fin... Los días pasaron hasta que empezamos a salir, obviamente acompañados de otros compañeros de trabajo en juntas separadas semana por medio, como es de costumbre, el alcohol, el cigarrillo y las risas, eran parte del ambiente que formaban aquellas salidas, era típico que los compañeros de trabajo iban desapareciendo uno a uno, como Rosa era de "tiro largo" y yo con mi juventud ni me preocupaba de la hora, nos quedábamos cerveza tras cerveza en el X bar, hablando de quizás que cosa. En eso llegaron amigos de ella, nos dijeron que tenían un departamento cerca, seguimos con las cervezas, pero en una ida al baño yo tenía ese presentimiento de que ella también iba a ir, por lo que esperé en el pasillo que separaba ambos baños, en cuanto apareció, la miré a los ojos, la seguí con la mirada hasta la puerta del baño, cuando entró, se detuvo en la puerta e hicimos contacto visual sostenidos por 3 segundos, esos segundos que se hacen eternos, ella entró cerró la puerta y yo miraba la puerta como cual león espera a su presa, cuando ella salió, las intenciones de ambos eran claras. Nos acercamos y nos comimos la boca a besos como si tuviéramos 18 años, ella gemía solo por mis besos, en mi vida había pensado que yo podía hacer eso, me sentía tan poderoso que solo quería besarla más y más, en ese momento nos acordamos de que sus amigos aún estaban en la mesa e intentamos bajar las revoluciones, ella peinándose con los dedos y yo quitándome de manera apresurada el labial con el brazo, acomodando la erección en la pierna para que no se notara. Las cervezas no pararon y ni me acuerdo de la forma mágica en que nos teletransportamos a aquel baño del departamento de los amigos, en donde realmente pude sentir todo de ella, todo lo que había pensado en hacerle lo hice y aun así dando espacio para la creatividad, si hasta arriba del lava manos e inclusive en el suelo del baño la hice mía. Los encuentros fueron varios, nos comíamos en cuanto lográbamos arrancarnos del grupo, siempre como una pasión "escondida" del resto, todos lo sabían, pero para nosotros era mucho más excitante pensar que lo hacíamos a escondidas, aunque si bien es cierto que los baños eran nuestras alcobas y que esos pequeños espacios hacían que pudiera ambos nos sintiéramos más vivos que nunca.
Amarme a mí mismo es el primer paso, un viaje interior que nunca se atrasa. En cada sonrisa, en cada tropiezo, descubro en mí mismo un amor sin peso.
Faltaban 25 minutos para poder llegar al trabajo y ya tenía que salir del departamento si es que quería llegar a tiempo. Busqué las llaves en mi bolsa y me giré buscando a Abigail. Estaba recostada en el sofá todavía con la pijama puesta. Una pijama rosa de palo oscuro con flores de un tono de rosa más claro, la pijama era afelpada a pesar que el clima ya no era frío, a veces pienso que se pone esa porque le da pena usar una más corta y acorde al clima por pena a que le vea más piel. Aunque eso es imposible pues nos hemos visto desnudos en varias ocasiones, pero aún no tenemos ese nivel de intimidad que se requiere para estar en pura ropa interior frente al otro. Yo iba de prisa porque se me hacía tarde y ella hoy no salía a ninguna parte así que iba pasar un día en casa. La miré hermosa, con esa sonrisa que tanto me fascina, con esos labios que me invitan a besarla así que eso hice. Me incliné a besarla para despedirme, pero mientras la besaba puse una mano en su entrepierna, ella recibió mi caricia mordiendo un poco mi lengua así que comencé a frotar mi palma contra su sexo por encima de su ropa. Nuestras bocas estaban unidas en un beso caliente solo se separaron cuando el aire en los pulmones fue insuficiente, la vi recostada con los ojos cerrados y disfrutando las caricias, ya que mi mano seguía subiendo y bajando por su entrepierna, mi boca busco su pecho y se prendió de su pezón derecho al mismo tiempo que introducía mi mano entre su pijama y sus bragas. Estaba mojada y lista, pude sentir la humedad por encima de la tela y comencé a acariciar nuevamente, ahora solo la delgada tela de sus bragas impedía el contacto directo de mi mano y su piel, fui despacio, primero un dedo y luego otro, fui lento, sus reacciones me indicaban el camino y en donde le gustaba que la tocara. Cuando sus piernas temblaban le susurraba aún con su pecho en mi boca: -Le atiné al lugar correcto Ella solo sonreía y seguía disfrutando, mis dedos fueron más rápido al ritmo de su respiración, fue sublime sentirla temblar cuando llego el orgasmo, fue fantástico sentir su miel mojando sus bragas, su magia pura escuchar sus jadeos cerca de mi oído, fue surreal llevarla al clímax de esa forma. Seguí frotando más lento unos minutos más hasta que ella se levantó y comenzó a acariciar mi falo por encima del pantalón, abrió la bragueta y sacó mi erección para ponerla en su mano y regresarme el favor. Yo estaba caliente y me corrí en la palma de su mano luego de un par de minutos, me limpie y salí faltando 10 minutos para mi entrada sabiendo que no llegaría a tiempo y a toda prisa prometiendo que por la tarde al llegar continuaremos con lo que terminó inconcluso.
Con quince minutos aun para salir por la puerta, pensé, ¿Qué puedo hacer para ayudarlo a que se vaya menos estresado? Y tuve una excelente idea… Fui al baño y me hice dos coletas, sé que te encantan… No había tiempo para perder, dentro de poco te tenías que ir, así que con la ropa que ya llevaba puesta, nada especial, vaqueros azules y una camiseta manga larga, pero el detonante eran las dos coletas… -¿Tienes tiempo para una mamadita rápida antes de irte? -pregunté. Tus ojos se iluminan con lo que te acabo de decir. ¡La sonrisa de tu rostro me encanta! -Siempre hay tiempo para eso. Despierto a la gata dormida en mi cama y la saco de la habitación. Este momento somos solo tú y yo. Me siento al borde del colchón y te invito a que te acerques. Meneo la cabeza de un lado al otro, meciendo las coletas altas que me hice para ti. Te desabotono el pantalón y claro, esto fue muy espontáneo, aún está dormido, pero tú tranquilo, que a mí me encanta despertarlo, hacer que te crezca entre mis labios. En estos momentos me cabe entero en la boca, me encanta tu olor, el sabor de tu piel, y a medida que se pone más grande, chupo y lamo hasta que está firme y duro. Te chupo la punta, una y otra vez, mi lengua recorre cada curva de tu glande y acaricia tu frenillo hasta que lo meto todo lo que puedo en mi boca. Cuando tocas el fondo de mi garganta sueltas un suave gemido, quiero oír tu placer, así que muevo la cabeza de adelante hacia atrás, que llegues al fondo de mi boca con cada arremetida. En este momento es cuando tus manos quieren sujetarse de algo aparte de las caricias que le hacías a mis tetas cuando empecé. Agarras mi cabello en dos coletas y así sé cuál es el ritmo que te da más placer. Tu verga entra y sale de mi boca una y otra vez, te tengo completamente lubricado en saliva porque no me da posibilidad de tragar o respirar, necesito sacarte de mi boca un momento para recuperar el aliento, te empuño en mi mano unos segundos antes de volver a meterte en mi boca. Te chupo la punta un poquito, pero sé que lo que más te excita es meterlo todo en mi boca. Me encanta cuando te coges mi cara, ya siento ese despertar sexual entre las piernas, ese zumbido de mi clítoris que quiere ser frotado. Pero no hay tiempo… Aprieto los muslos y disfruto cuánto me excito mamándotelo. Me tienes agarrada por el pelo y arremetes contra mi cara, una y otra vez, casi se me chorrea la baba y tengo que chuparte la punta para poder tragar y respirar. Haces unos sonidos muy ricos. Me encanta que saques tu placer de entrar y salir de mi boca una y otra vez. Sacas tu verga embadurnada con mi saliva y empujas mi cabeza más abajo, tu saco está apretado, la piel rugosa, te estremeces cuando la recorro con mi lengua antes de meterme una de tus bolas a la boca y chupar suave, mi lengua te acaricia mientras te chupo. Las acuno en mi mano, con un dedo presiono sutilmente en la base y trato de meter las dos en mi boca mientras tu mano se mueve rápidamente de arriba abajo. Te chupo las bolas golosa mientras te masturbas, hasta que me tiras del pelo y apuntas a mis labios. Abro la boca y siento tu verga prensándose una y otra vez, eyaculando tu orgasmo. Tu leche espesa y caliente, tu sabor salado. Me lo trago todo, dejo tu miembro limpio con mi lengua, regalándote unos pequeños espasmos de exceso de placer, chupándotelo limpio hasta que te suelto. -¡Qué rico! -exhalas en un suspiro masculino. -Rico estás tú! -respondo. Te guardas tu miembro aún hinchado, pero ya vacío. -Así te vas más liviano. Espero que te haya aligerado el estrés que cargas. -Eres la mejor. Tus halagos siempre me hacen sonreír.
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