AliciaSamis

🌹 Hola, soy Alicia 🌹 Una pelirroja colombiana de 19 años con una mezcla perfecta entre dulzura y picardía 😘. Tengo el fuego en el cabello y la pasión en la mirada… ¿te atreves a jugar conmigo?

26570058Me encanta crear conexiones reales, charlas picantes, risas sinceras y momentos que no se olvidan. Aquí no hay juicios, solo placer, diversión y buena vibra 🥰. 💄 Siempre con una sonrisa traviesa y muchas ganas de hacerte sentir especial. Estoy lista para que me descubras, a tu ritmo… o al mío 🔥 ¿Te animas a entrar en mi mundo? 💋 Te prometo que no querrás salir…

✨ ¿Qué me gusta? Los hombres con actitud, mente abierta y… sí, lo admito, generosos 😉. Me derrito con los detalles, los cumplidos sinceros y los que saben valorar lo que ven 💄💎.

🎁 Mis regalos favoritos: Propinitas que me saquen una sonrisa 😚 Lencería sexy (¿quieres elegirla tú?) Vibras positivas y conversaciones calientes ¡Sorpresas! Me encantan los que me sorprenden sin aviso 💕

 ¿Te atreves a ser mi favorito? Estoy aquí para consentirte... si tú también sabes cómo consentirme a mí 😘

Disfruto de los pequeños placeres, como una buena conversación acompañada de un cigarro, y también de las grandes aventuras. Me encanta hacer planes divertidos y fuera de lo común —lo tradicional no es lo mío—, siempre busco algo diferente que me saque de la rutina.

                                                                                                       🔥 Una noche color rojo 🔥}

 La noche había comenzado como muchas otras… pero Alicia no era de seguir guiones. Vestía su tono favorito: rojo intenso, brillante como su actitud. El humo de su cigarro dibujaba figuras en el aire mientras se asomaba por el balcón, dejando que el viento acariciara su piel. A ella le gustaban las cosas que la hacían sentir viva… y esa noche, algo distinto se sentía en el aire. Cuando él llegó, no dijo una palabra. Sólo la miró, hipnotizado. Ella sonrió, sabía que ese silencio era deseo contenido. Lo invitó a pasar con una mirada, y sin decir nada, él la siguió… como si supiera que lo que vendría no sería ordinario.

Ella se acercó lentamente, dejando que sus dedos recorrieran su cuello mientras el humo del cigarro se deshacía entre ambos. El calor comenzó con un roce sutil, un juego de miradas, y pronto, sus labios se encontraron en un beso lento, casi perverso, cargado de promesas.

No había prisa. Alicia disfrutaba de cada segundo, de cada reacción. Le gustaba el poder de provocar sin tocar demasiado, de encender sin quemar aún. Sabía que la verdadera seducción estaba en la espera… en lo que se insinúa, no en lo que se muestra de golpe. Y así, entre luces tenues, caricias suaves y susurros cargados de deseo, la noche fue tomando otro ritmo. Nada forzado, todo fluía como el humo que aún flotaba en la habitación: lento, denso, adictivo.

…él la observaba como si fuera un sueño hecho carne. Alicia se movía con confianza, con ese toque salvaje y controlado que volvía locos a quienes la conocían de cerca. Lo guió hacia la cama sin dejar de fumar, y con cada exhalación, parecía marcar el ritmo de lo que venía: lento, profundo, inevitable. Se sentó sobre él, sin quitarse aún nada, solo permitiéndole sentir el roce de su piel bajo la tela. Le susurró al oído, con voz baja y grave: —No me gusta lo rápido… me gusta lo que se queda en la memoria. Lo besó con hambre, y en cada beso había una promesa. Las manos, finalmente, comenzaron a explorar con más libertad: el cuello, la espalda, las caderas. La ropa fue desapareciendo como si el tiempo no existiera. Todo se volvió tacto, jadeos, piel.