La masturbación es un tema que fascina tanto a hombres como a mujeres, aunque no hablemos mucho de ello. También llamada «onanismo», se ha democratizado en ambos sexos, aunque a veces sea símbolo de vergüenza para uno y de liberación para el otro. En cualquier caso, aporta muchos beneficios al cuerpo y a la mente.
La masturbación puede practicarse en solitario, en pareja o con otras personas. Puede hacerse con la mano o con un sextoy o un objeto (a veces incluso comestible). Aquí nos encanta hacerlo delante de una cámara. Es normal, y su frecuencia es bastante variable según los deseos. Así que no podemos darte cifras y en algún sitio, ¡es mucho mejor! Debes saber que puedes practicarlo todos los días sin ningún impacto negativo en tu salud. Es incluso lo contrario. Te lo explicamos..
Damos las gracias a la masturbación
Todo el mundo estará de acuerdo en que la masturbación tiene un beneficio inmediato: el placer. Tanto si nos corremos como si tenemos un orgasmo, o ninguna de las dos cosas, disfrutamos en cualquier caso. Si alcanzas tu objetivo, tu cuerpo se relaja, estás relajado gracias a las endorfinas producidas durante la acción. ¿Y a quién no le gusta esa sensación de calma que sigue a la excitación y al orgasmo?
Esta es una de las razones por las que nos encanta la masturbación, ya que puede ayudarnos a calmarnos o a dormir. Actúa como analgésico al producir hormonas de la felicidad. Evacua el estrés y el nerviosismo que a veces nos perturban y nos impiden dormir. Así que mejor que un somnífero, una buena paja.
Otro punto positivo: el descubrimiento de tu cuerpo. Tanto si eres hombre como mujer, aprendes a descubrir qué te excita, cómo, a qué ritmo, etc. Descubres el mecanismo del placer en ti y te permite afinar tus deseos. Para los hombres (y a veces también para las mujeres), aprendes a controlar tu placer, lo que te permite mejorar tu rendimiento sexual. Es algo así como un entrenamiento «casero» que te permite prolongar tu erección. Incluso la eyaculación, si eres de los que se adelantan.
¿Qué zonas erógenas para la mujer?
Aquí puede elegir. La mujer tiene muchas zonas erógenas, y a veces sorprendentes. Se estimulan con caricias, besos y otras acciones y se vuelven muy sensibles. También hay algunas que son grandes clásicos como el clítoris, que sigue siendo imprescindible. Después, es la forma de estimularlo lo que hará que esté más o menos sensible.
Las nalgas y los pechos también pueden llevar solos al orgasmo. Sí, pueden. Cuando se estimulan los pechos, tienden a endurecerse y el pezón empieza a señalar, siendo aún más sensible. También te sorprenderá saber que la piel de las axilas, muy fina y sensible, es una zona erógena para las mujeres. Al igual que los labios, la nuca, el interior de las manos, los lóbulos de las orejas, el vientre, el hueco de la rodilla, los muslos, los tobillos, los pies, los dedos de los pies… En resumen, la elección es amplia para ofrecer placer a una mujer. Para algunas, incluso se pueden lamer o chupar los dedos de los pies.
¿Qué zonas erógenas para los hombres?
En los hombres, las zonas erógenas suelen estar más centradas en los órganos sexuales. Especialmente alrededor del pene. Los testículos y el hueco de la ingle forman parte de ello, como el contorno del falo. Sí, parece trivial, pero el pene sigue siendo la zona más sensible, sobre todo el glande debido a los numerosos sensores sensoriales que allí se encuentran. También podemos extendernos hasta el ano y sus alrededores, ya sea con los dedos o con la lengua. A menudo es una cuestión de preferencia y de dejarse llevar.
Sin embargo, también existen otras zonas erógenas en el hombre, como los labios, el cuello, los lóbulos de las orejas, la cara interna de la parte superior de los muslos, la espalda, las nalgas, los pezones y los pies. En definitiva, existen muchas similitudes entre ambos sexos. Después, se trata sobre todo de una forma de tocar o de un contexto que diferenciará a los dos.
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