
El entusiasmo de los hombres parece desvanecerse después de hacer el amor. Sin embargo, detrás de este silencio postcoital se esconden emociones reales. Estudios modernos demuestran que alrededor del 40-41% de los hombres han experimentado algún tipo de tristeza o melancolía después del sexo. Es un fenómeno universal pero poco conocido, a menudo incluso tabú.
A pesar de la excitación y el placer, algunos hombres pueden encerrarse en sí mismos debido a un malestar inesperado. ¿Cómo se sienten los hombres después del sexo? ¿Qué temen admitir? Este artículo descifra estos sentimientos secretos, tanto desde un punto de vista erótico como psicológico y sociológico.
El torbellino hormonal tras el orgasmo
El orgasmo desencadena una oleada de hormonas del placer, que provocan una fuerte sensación de satisfacción y bienestar. Esta «euforia química» conduce generalmente a una relajación física y a una sensación de plenitud, incluso de somnolencia en los hombres.
Inmediatamente después de la eyaculación, el hombre entra en la fase refractaria, un periodo biológico en el que el despertar post-orgasmo es difícil. La testosterona impide la acción de la oxitocina, mientras que la prolactina parece poner fin al placer, lo que provoca una fuerte necesidad de dormir. Así pues, el impulso de interrumpir todo contacto y dormirse es natural para la mayoría de los hombres.
Por otra parte, hay hombres que permanecen atentos debido a la excitación, a sus características personales particulares o a otros tipos de estimulación. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los hombres suelen sentir una gran sensación de relajación después de hacer el amor. El cuerpo está cansado, acercándose a la «pequeña muerte» y al sueño regenerador.
La melancolía sexual masculina: síntomas ocultos
La disforia tras el coito suele traducirse en una mezcla de emociones negativas en cuanto termina el acto. Algunos hombres pueden experimentar pena, sentimientos intensos de melancolía, ansiedad, irritabilidad o algún tipo de agitación sin causa evidente. Paradójicamente, esto puede ocurrir incluso cuando el coito ha sido satisfactorio, y la pareja se muestra asombrada.
Un estudio internacional muestra que casi el 41% de los hombres han experimentado un episodio de «tristeza post-sexo», el 20% en el mes anterior y el 3-4% de forma regular. Esta prevalencia es comparable a las cifras correspondientes a las mujeres.
Una sensación de «vacío
En los hombres, el síntoma dominante suele ser una sensación de «infelicidad» y falta de energía. Algunos describen sentirse «vacíos, sin emociones» o muy agitados, irritados, con necesidad de estar solos. Muchos prefieren retraerse o aislarse antes que expresar su malestar.
«Después del sexo, me apetece acurrucarme sola en mi rincón… aunque antes todo iba bien». Este tipo de reacción postcoital se explica porque el cuerpo baja de golpe de una excitabilidad intensa, revelando a veces emociones antes contenidas.
Deseos secretos y vulnerabilidad
Contrariamente a las apariencias, muchos hombres desean en secreto ternura y delicadeza después de hacer el amor. Sueñan con mimos, caricias prolongadas o incluso un simple «te quiero» susurrado, pero no se atreven a pedirlo.
El miedo a parecer frágiles o a «estropear el momento» les incita a reprimir esos deseos. Decir «necesito un abrazo» parece impensable. Pero el sexo te hace vulnerable. Liberados de tensiones, los hombres pueden ver aflorar emociones reprimidas, como recuerdos de viejas penas, ansiedades profundas o traumas.
Después te sientes mal, sin motivo alguno», confiesa un hombre. Y sin embargo, todo ha ido bien… Entiendo que pueda preocupar a mi pareja». Este tipo de confidencias anónimas demuestran que el malestar no es raro ni irracional.
Tabúes y presiones de la masculinidad
La cultura suele exigir que un hombre de verdad controle sus emociones. Así, los chicos crecen con la creencia de que deben mostrar fortaleza y estoicismo. Llorar o hablar de sus debilidades se considera vergonzoso, sobre todo justo después de un momento íntimo.
Expresión indirecta
Privados de esta vulnerabilidad, los hombres expresan sus sentimientos de forma diferente, ya sea a través de la ira, la irritabilidad o el enfado. Como resultado, después del sexo, la frustración puede traducirse en un malhumor más que en una petición explícita de apoyo emocional.
A muchos hombres les resulta difícil comunicar sus emociones internas. «Desde pequeño me dijeron que no llorara, que me controlara». Esta socialización explica por qué a menudo los hombres prefieren afrontar su malestar postcoital en silencio.
El silencio de los hombres después del coito puede crear una distancia entre la pareja, ya que a menudo se malinterpreta como falta de interés o calidez. En realidad, es un grito silencioso que los hombres reprimen, queriendo preservar su imagen.
Consejos para romper el hielo postcoital
Es mejor no levantarse inmediatamente después de un orgasmo, sino centrarse en gestos afectuosos. Besarse, acariciarse o simplemente abrazarse. Estos pequeños gestos tranquilizarán a tu pareja masculina en plena fase de «resolución».
Intercambiar y tranquilizar
Los estudios confirman que las parejas que hablan y se abrazan después del coito experimentan una mayor satisfacción sexual y en la relación. Fomente la conversación postcoital con términos como «¿Cómo te sientes?» y ayude a aclarar cualquier palabra no dicha. Una palabra amable o una caricia cómplice pueden bastar para alejar el malestar.
Evita apagar la luz o romper el contacto demasiado bruscamente. Es importante evitar cualquier sensación de abandono. Al contrario, permanecer presente, aunque sea en silencio, demuestra que escuchas a la otra persona.
Si el malestar post-sexual es intenso o recurrente, puede ser útilhablar con un sexólogo o psicólogo. Como señalan los expertos, aunque la disforia postcoital puede ocurrirle a cualquiera, la comunicación es la clave de la recuperación. Un profesional podrá distinguir si se trata de CPP o de algo más relacionado con el estrés, la ansiedad subyacente, etc., y sugerir las vías adecuadas.
Educar a la gente para que se escuche
Ambos miembros de la pareja deben comprender que el periodo posterior a la relación es también un momento delicado. Hay que animar a la otra persona, o a uno mismo, a expresarse. Incluso una palabra difícil como «me siento un poco triste» puede transformar la intimidad en compartir, no en aislamiento.
En resumen, si los hombres no se expresan después del sexo, no tiene nada que ver con la perversidad, y mucho menos con el «aburrimiento». Muy a menudo se trata de un cóctel físico y psicológico post-orgásmico. En efecto, algunos hombres pueden sentirse infelices o vulnerables después del coito. Esto debería allanar el camino hacia una mayor comprensión.
Tras las cortinas de la carne, el corazón late a veces en silencio. Por eso es esencial romper ese silencio. Para que el momento post-coito se convierta tanto en un momento de fusión como el propio momento de pasión. De este modo, las confidencias post-coito dejarán de ser tácitas para convertirse en compartidas.