
Ver a dos lesbianas haciendo el amor es una fantasía para muchos hombres. Esos dos cuerpos abrazándose, acariciándose y besándose con ternura y pasión. O en un intercambio de dominación/sumisión que revela todos los puntos fuertes de sus caracteres. Eso es lo que hace que se te erice la polla.
Pero, ¿por qué los hombres se sienten tan atraídos por las lesbianas? ¿Por qué el sexo lésbico hace fantasear tanto a los hombres? ¿Por qué dos vaginas tienen el poder de excitar a casi cualquier hombre heterosexual? Puede haber muchas razones para ello, y para comprender mejor algunas de ellas, he entrevistado a algunos de mis amigos para que compartan esta forma de pensar. Quizá te encuentres en algunas de las opiniones compartidas. Y si no, no dudes en compartir tus opiniones conmigo, siempre es instructivo saber aún mejor cómo hacerte fantasear.
Por cierto, hablando de cultura, debes saber que el término «lesbiana» es la categoría más popular según la encuesta Pornhub 2022. Una categoría que ocupa el primer puesto desde hace varios años. Y la guinda del pastel es que son las mujeres las que más buscan sexo lésbico. Para los hombres, es el quinto puesto. Lo que sigue siendo todo un récord. En Francia, las categorías más populares son, por orden: lesbiana, sodomía, francés, ébano, trío. Y se ven mejor con el móvil. À bon entendeur ..
Pasemos a las explicaciones. Bueno, según los testimonios recogidos, como he dicho más arriba. Me gustaría dar las gracias a mis amigos por su participación y por compartir sus puntos de vista. Así pues, allá vamos.
Julian, 34 años: el camino suave entre mujeres
A Julian le atrae sobre todo la suavidad y la sensualidad que desprenden dos mujeres haciendo el amor . Contemplar la voluptuosidad y el erotismo que emana de estas lesbianas mientras se excitan mutuamente excita su libido. La tórrida atmósfera, la evidente conexión de estas mujeres a veces lujuriosas, a veces emprendedoras, forman parte de los elementos que encienden su cerebro (no, hablo realmente de su cerebro y sus fantasías, no del «otro» cerebro masculino. No es un juego de palabras. No es un juego de palabras. No es mi estilo. Quizá…).
Lo que también le gusta a Julian del sexo entre dos mujeres es ver el placer que sienten al descubrir mutuamente sus zonas erógenas, tomándose su tiempo. Un poco como el sexo lento, pero más sexy. Le gusta ver cómo se tocan, cómo llegan a un clímax loco o a toda una serie de orgasmos diferentes, que en ningún caso les impiden seguir dándose placer mutuamente. Y si una de ellas puede correrse a chorros, bueno, ¿por qué no? Una mujer fuente siempre es excitante de ver.
Patrick, 29 años: una invitación a un trío
Ah, el famoso trío… la práctica sexual que hace fantasear a la mayoría de la gente. Y una de las ideas preconcebidas que muchos hombres tienen sobre las lesbianas es que siempre están dispuestas a hacer un trío. Siento decepcionarte, pero como ya expliqué en un artículo anterior, este cliché es… un cliché. Sin embargo, cuando ves porno lésbico, realmente no te importa. Lo más importante es cómo te hace sentir.
Y a Patrick, ver a dos lesbianas haciendo el amor le hace sentir como si le invitaran a unirse a su revolcón o a su rock-leaf-chisel (sí, estoy haciendo un juego de palabras. Si nunca te has equivocado, tírame la piedra. Vale, ya paro). Siente un fuerte impulso de unirse a ellas, de darles tanto placer como el que obtiene observándolas. Él también se empalma con la suavidad y la sensualidad de las mujeres en acción. Y le dan ganas de compartir con ellas esa libido desbordante.
Hubert, 47 años: sin pene a la vista
Una de las cosas que suelen excitar a mi amigo Hubert es la visión de una polla penetrando una vagina. La imagen de una polla le apaga o, en el mejor de los casos, le cuesta encontrar el ritmo. Con el sexo lésbico, no hay riesgo. Sólo dos vaginas besándose. El roce de vulvas, sin penetración obligatoria como en el porno «clásico», le permite fantasear y proyectarse en la ilusión de que será él, y sólo él, quien las penetre. Podría decirse que es una forma de dominación por poderes. Puedo entenderlo, a veces hay que ser un poco egoísta en el placer. Llegar a un territorio virgen siempre es halagador para el ego.
También admite a medias que ver pollas enormes tiende a acomplejarle, haciéndole preguntarse si sería capaz de hacer que una mujer se corriera como él lo hace en la pantalla. No es que se avergüence de su miembro viril, pero preferiría no tener que comparar. Y no olvides, si te ocurre esto, que los ángulos de cámara tienden a magnificar los sexos. Así que no te preocupes por este tipo de pensamientos si te hacen dudar. La confianza en uno mismo es la clave de todo.
Stephan, 38 años: compartir el placer
Con Stephan, todo consiste en compartir. Ver a las dos mujeres dar y recibir placer la una de la otra es la parte más sexy. Para él, las lesbianas son más justas en el sexo. Es raro ver a una frustrada al final del coito. Aprecia especialmente cuando una de ellas domina, y luego cambia los papeles y se somete. Este equilibrio entre deseo y placer sexual es esencial para él.
Es agradable pensar, por mi parte, que los hombres valoran el placer femenino. Esteban es sin duda uno de ellos. La idea de que cada una de ellas pueda llegar al orgasmo le permite proyectarse en su disfrute con ellas. Así puede adoptar el papel de dominante y sumisa cuando siente la necesidad en su paja, e incluso llegar a un buen chorro de semen que suele acabar en un pañuelo.
¿Y a ti? ¿Qué te gusta cuando se aparean dos lesbianas?
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