Psicología

7 maneras de hacer que tu matrimonio dure para siempre

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El matrimonio es un campo de minas. He aquí cómo evitar los errores más comunes y mantener viva la llama.

El consejo matrimonial más útil, el que realmente puedes seguir en momentos de necesidad, rara vez es obvio. No es del tipo «nunca te vayas a la cama enfadado». No, el mejor consejo es el que no te llega enseguida. Es el que tienes que ganarte a lo largo de los años cometiendo errores y apretando los dientes. Deja que te ahorremos la molestia. Considera estos siete consejos «contraintuitivos» para construir un matrimonio más fuerte, el que tú y tu pareja os merecéis.

1 – No seas demasiado optimista

El planteamiento de Norman Vincent Peale que muchos hombres adoptan -que las expectativas positivas inspiran resultados positivos- condena al fracaso a muchos matrimonios.

La gente cae en la trampa de pensar que, por el mero hecho de sentirse biológicamente atraídos al principio de la relación, los problemas que surgen en el matrimonio se solucionarán. ¡Error! Las parejas tienen que desarrollar una imagen más realista de la relación, y para que el matrimonio funcione es necesario comprender la responsabilidad individual.

Considera este estudio de parejas recién casadas de la Universidad de Florida. Se reclutó a 77 parejas para someterlas a una batería de preguntas y entrevistas sobre la felicidad conyugal; repitieron el programa cada 6 meses durante 4 años. Entre los participantes con escasas aptitudes para las relaciones, los que tenían grandes expectativas de armonía mostraron un drástico descenso de la satisfacción conyugal durante los 4 primeros años de matrimonio. Sin embargo, los que se habían casado con expectativas más bajas tenían más probabilidades de declarar ser felices en sus relaciones.

2 – Aprender a pelear

Puede que lo que te irrite a veces sea la forma en que él nunca hace la cama, la manera en que ella habla de ti a sus amigas o el amigo íntimo que tiene en el trabajo. Pero eres demasiado sofisticada y comprensiva para perder los nervios. ¿Por qué agobiarte y arruinarte la noche?

De hecho, algunos investigadores afirman que discutir es una de las cosas más sanas que puede hacer una pareja. Una investigación del Centro de Estudios Maritales y Familiares de la Universidad de Denver sugiere que las parejas que discuten tienen más probabilidades de estar satisfechas con sus matrimonios que las parejas que evitan por completo los conflictos. Pero ¡tampoco lo hagas a propósito!

El conflicto se entiende generalmente como ganar o perder. Y en ese contexto, es poco atractivo y peligroso. Pero el conflicto es en realidad una señal de la relación que dice: «Algo tiene que cambiar. Ten cuidado aquí». Y una vez que lo entiendes, el conflicto puede convertirse en la puerta de entrada a una mayor intimidad en todos los ámbitos: emocional, sexual, espiritual e intelectual.

Los entrenadores matrimoniales suelen decir a las parejas que no transigamos, toleremos o simplemente nos aguantemos. Hay un silencio insidioso que acompaña al compromiso. A la larga, es muy debilitante. Elimina el potencial de la relación. Peor aún, sólo produce una falsa tranquilidad.

Pero hay formas correctas e incorrectas de discutir (tirar una lata de sopa por la ventana de la cocina sería un error). En cuanto te des cuenta de que estás enfadado, debes dar un paso atrás. No puedes trabajar en una relación cuando todo es urgente. Así que aplaza la discusión una hora o un día. Una vez que estés tranquilo, centrado y seas eficiente, podrás conseguir cualquier cosa.

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3 – Ser egoísta

Reconócelo. Como la mayoría de los hombres, eres egoísta. Todo gira en torno a ti, tú, tú y te sientes culpable por ser tan superficial. Algunas mujeres también llegan a esto, a menudo por despecho.

Pues adelante: sé egoísta. Es absolutamente necesario que cuides primero de ti misma. Cuando en las bodas el sacerdote habla de «convertirse en uno», en realidad crea una situación en la que ambas partes pierden. La persona sumisa se pierde a sí misma, y la persona dominante pierde a la persona de la que se enamoró.

Ser egoísta es un comportamiento maduro y proactivo (dentro de lo razonable, ¿no?), porque evita que te vuelvas dependiente de tu pareja para tu felicidad. Además, evita la culpa de comerte el último trozo de pizza.

Tres formas sanas de ser egoísta:

  • compra algo que realmente quieras sin consultar a tu pareja,
  • encuentra una pasión que sea sólo tuya,
  • pasa tiempo con amigos que no sean amigos de tu mujer o de tu marido. Esfuérzate por ver a tus amigos cada semana para pasarlo bien tú solo.

4 – Olvídate del sexo durante un tiempo

Sé sincero: ¿el sexo siempre ha sido condenadamente bueno? Pero si el dormitorio es el único lugar donde sois felices y estáis conectados a nivel íntimo, tienes un grave problema entre manos.

Un estudio de la Universidad de Iowa demuestra que las parejas más felices son las que tienen rasgos de personalidad similares, aunque tengan rasgos negativos como la conflictividad o la irresponsabilidad. Las parejas que participaron en el estudio informaron de que tener personalidades similares explicaba la satisfacción conyugal en el 46% de los casos.

Pero incluso si sois como el agua y el aceite, tener un interés común en el que podáis participar parece ser un elemento clave de un matrimonio fuerte. Otros estudios han demostrado que las parejas que hacen ejercicio juntas en el gimnasio tienen más actividad en el dormitorio. Otro estudio descubrió que las esposas y los maridos de matrimonios duraderos consideraban que compartir el sentido del humor era esencial para la felicidad conyugal. Sin embargo, si el dormitorio no es tu punta de lanza, no te pierdas nuestras soluciones fáciles para durar (mucho) más.

5 – Di no a demasiada empatía

Esta es la famosa respuesta «yo también», es una gran barrera para la comunicación real. «Ella dice: «Hoy he tenido un día horrible en el trabajo» Y tú dices: «Yo también. Escucha lo que acaba de pasar. Ahora, la persona que en un principio intentaba comunicar un problema ha sido apartada.

Los hombres hacen esto todo el tiempo, y creen que están siendo empáticos y útiles.

El otro error de comunicación que cometen los hombres es escuchar sólo los problemas que necesitan solución. Mientras que las mujeres tienden a ser «más débiles», los hombres tienden a ser «solucionadores». Pero lo que realmente quieren las mujeres es que te comprometas a sentarte y escuchar.

En otras palabras, cállate, inclina la cabeza compasivamente y absorbe lo que te está diciendo. La respuesta perfecta para todo: «Lo comprendo. Estoy de tu parte. ¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?».

6 – Ofrecer sobornos

¿Recuerdas cuando intentabas desesperadamente ponerte en su lugar? Le colmabas de flores, caramelos, regalos, escapadas románticas… ¿Qué ha cambiado en 10 años de matrimonio?

Dar pequeñas y frecuentes muestras de tu afecto maximizará tu matrimonio. Por ejemplo, intercambia listas de seis cosas que tú y tu pareja podríais hacer en menos de 30 segundos para ser felices.

Estos «sobornos» no tienen que ser materiales para ser eficaces. Limpia los platos, dobla la ropa, paga las facturas, pasea al perro. Los gestos más pequeños pueden dar a veces las mayores recompensas.

7 – Saca la basura

Todos aportamos ciertas experiencias a nuestras relaciones, y todos tenemos ciertas expectativas sobre cómo debe funcionar el matrimonio. El problema es que no son necesariamente las mismas experiencias y expectativas que las de nuestras mitades.

He aquí un ejemplo de un marido: «Hace años, iba en coche con una amiga activista feminista de unos 40 años. Llevaba casada unos 10 años. Íbamos de camino a una reunión cuando empezó a quejarse de que su marido no sacaba la basura. Le dije: «Bueno, ¿le has preguntado?». Y ella giró la cabeza y dijo: «¡No! No debería tener que preguntarle. ¡Él debería saberlo! Así que le pregunté: «¿Cómo debería saberlo?». Y ella respondió: «Mi padre siempre ha sacado la basura». Por supuesto, el problema era que su marido no había crecido en su familia. Con demasiada frecuencia, esperamos que nuestro cónyuge sepa automáticamente lo que pensamos o sentimos. Pero no funciona así.

Caer en hábitos del pasado también puede causar problemas a las parejas que intentan superar una dificultad en su relación.

La definición china de locura es hacer lo mismo y esperar un resultado distinto. Es esencial que las personas identifiquen y rompan sus patrones de reacción. No podréis avanzar y crecer como pareja a menos que probéis distintos enfoques para resolver un problema recurrente. Si eres de los que quieren más intimidad con su pareja, dale más espacio. Si sigues buscando más espacio, oblígate a permanecer cerca. Sólo adoptando un enfoque diferente podrás conseguir un resultado diferente.

Acerca del autor

Pamela Dupont

Mientras escribía sobre las relaciones y la sexualidad, Pamela Dupont encontró su pasión: crear artículos cautivadores que exploren las emociones humanas. Cada proyecto es para ella una aventura llena de ganas, amor y pasión. A través de sus artículos busca llegar a sus lectores ofreciéndoles perspectivas nuevas y enriquecedoras sobre sus propias emociones y experiencias.

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