La masculinidad no tiene el mismo significado en todas las regiones del mundo. En un continente como África, la masculinidad es bastante compleja. En esta parte del mundo, representa un caleidoscopio de prácticas. Estas codificaciones son sociales, culturales y económicas. Por tanto, sería erróneo sugerir que sólo existe un tipo de «hombre africano». Por otra parte, es un hecho constatado que difieren según la región de la que proceden. Por ejemplo, los códigos del Magreb son diferentes de los del África Occidental. También difieren de los del sur de África.
La pregunta clave es: ¿qué valores tradicionales caracterizan al hombre africano? Mejor aún, ¿cómo influyen en ellos las presiones urbanas y mundiales? Este artículo arrojará luz en primer lugar sobre los fundamentos tradicionales. Después, analizará los roles sociales y, por último, explicará las mutaciones de la masculinidad contemporánea.
Los pilares tradicionales de la masculinidad
Las identidades masculinas descansan sobre antiguos fundamentos culturales. A menudo están vinculadas a roles comunitarios.
El papel de proveedor y protector
En la tradición africana, se espera que el hombre satisfaga las necesidades de subsistencia de su clan. También se espera que presteun mayor apoyo a su familia ampliada. En otras palabras, sus responsabilidades no se limitan a su núcleo familiar. También debe ayudar a otros parientes, cercanos y lejanos. En eso consiste su honor, en su capacidad de dar y proteger. De este modo, el estatus se gana a través del éxito económico.
La importancia del linaje y la transmisión
En muchas partes de África, se pasa de la adolescencia a la edad adulta mediante ritos de iniciación. Estas prácticas son difíciles de definir, pero sobre todo exigentes. Sin embargo, son signo de un cambio de estatus social. El hombre es el garante de la tradición. Por consiguiente, debe transmitir la herencia cultural y los conocimientos ancestrales. Se convierte en el líder moral de su linaje.
Autocontrol y ausencia de emociones
Ciertos códigos hacen hincapié en el estoicismo emocional. El silencio suele considerarse un signo de fortaleza. También es un signo de madurez. En público, un hombre debe proyectar estabilidad. No muestra sus miedos ni su vulnerabilidad. Esta fachada es necesaria para ejercer la autoridad.
Roles sociales y relaciones interpersonales
Los códigos masculinos rigen el comportamiento en las relaciones y el poder.
Autoridad y poder en el espacio público
El hombre es quien decide. Él es la piedra angular de la toma de decisiones de la comunidad. Así, el modelo que domina con más frecuencia es el patriarcado. Sin embargo, hay excepciones. Hay estructuras sociales que dan prioridad a la mujer. De este modo, matizan la jerarquía de género.
Poligamia y relaciones de pareja
En muchas regiones sigue existiendo la poligamia. No se trata de una elección puramente personal. Es un indicador de estatus social y económico. De hecho, vivir en varios hogares es señal de éxito. Hoy en día, estos arreglos tradicionales se enfrentan a las relaciones modernas. El modelo nuclear gana terreno en muchas regiones.
Amistad y fraternidad masculinas
El apoyo no sólo se basa en la familia. Predominan las redes masculinas. Los grupos de iguales proporcionan apoyo emocional y una red de seguridad. Ya sea una asociación de vecinos o un grupo de la infancia, la red es esencial para la identidad de un hombre.
Mutaciones y masculinidades contemporáneas
El continente está experimentando una rápida metamorfosis. Las codificaciones ancestrales están siendo marginadas en la estela de la globalización.
El impacto de la urbanización y las migraciones
Vivir en zonas urbanas ha desempeñado un papel fundamental en el cambio de roles. Concretamente, el desempleo pone en peligro la condición de proveedor. El individualismo se impone en las grandes metrópolis. Como consecuencia, la masculinidad urbana está en alza. Evoluciona más hacia el individualismo y, a veces, también experimenta una crisis de identidad. El modelo tradicional ya no es viable.
La aparición de nuevas sensibilidades
Las nuevas generaciones de jóvenes están bien formadas. También están influidos por los medios de comunicación internacionales. Cuestionan cada vez más el viejo modelo de sociedad africana. Como resultado, está surgiendo una nueva forma de masculinidad. Ofrece un oído más atento a las cuestiones de igualdad. De hecho, muchos hombres quieren participar en diversas tareas domésticas, por ejemplo. Y lo que es más, tienen pocas dificultades para expresar sus vulnerabilidades.
Masculinidades no hegemónicas
Ciertas orientaciones van en contra de la norma dominante. Las identidades queer y la homosexualidad son ejemplos evidentes. Estas minorías desafían el modelo único de hombre. Sufren de facto una mayor represión en muchos contextos. Sin embargo, su cohabitación con otras identidades demuestra que la masculinidad es diversa.
En resumen, la masculinidad africana es un mosaico en constante negociación. Intenta conciliar un pasado exigente con un futuro incierto. Dicho esto, el futuro de la identidad masculina ya no dependerá únicamente de la dominación. Más bien se basará en una redefinición de la responsabilidad. Tendrá que integrar nociones de igualdad y vulnerabilidad. El hombre africano del mañana será alguien que sepa combinar tradición y apertura.
